Para elevarnos de toda creencia de vida en la materia a niveles cada vez más altos de comprensión espiritual, debemos estar dispuestos y prontos a hacer progresos constantemente. Lo que con frecuencia la gente llama años del ocaso o años de retiro, debidamente enfocados se convierten en años de progreso y adelanto.
Moisés tenía ochenta años de edad cuando se le pidió que sacara a los hijos de Israel de la esclavitud en Egipto y los llevara a la Tierra Prometida. Cuarenta años más tarde, de acuerdo al relato bíblico, cuando contaba ciento veinte años “sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor”. Deut. 34:7; Al comienzo de ese memorable viaje, Dios le había ordenado: “Dí a los hijos de Israel que marchen”. Éx. 14:15; Él debía conducirlos hacia adelante.
Experimentamos sólo lo que pensamos y creemos. No avanzamos cuando continuamente miramos hacia atrás, cuando rumiamos luchas o problemas pasados que enfrentamos antes de tener una comprensión clara de Dios.
La Sra. Eddy es un ejemplo notable de cómo proseguir adelante. No tuvo tentación alguna de aceptar la creencia de edad avanzada o deterioro que pudiera impedirle establecer su Iglesia o los periódicos de la Ciencia Cristiana. Cuando contaba con más de ochenta años, fundó un diario internacional. Un año antes la hallamos escribiendo a La Iglesia Madre: “Vuestro amor y fidelidad alegran mi edad avanzada”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 135;
¡Edad avanzada! ¡He aquí una palabra clave!
Tenemos el poder de avanzar, de hacer que nuestros años sean de progreso. Esto significa lo opuesto de retroceder, de jubilarse o retirarse. Quiere decir progreso mental, desarrollo mental y espiritual. No incluye de hecho la necesidad de viajar físicamente, aunque si ello fuera parte del plan del bien que Dios tiene para nosotros, también puede proporcionar una oportunidad para la expansión del pensamiento. El concepto de espacio (ya sea dentro de la órbita terrestre o fuera de ella) es limitado.
Al señalar las muchas lecciones que se han aprendido de las maravillas del sistema solar, la Sra. Eddy aclara el sentido metafórico y simbólico que el mismo tiene. Explicando el atardecer y la mañana mencionados en el primer capítulo del Génesis, escribe: “Los progresivos pasos espirituales en el prolífico universo de la Mente conducen hacia esferas espirituales y seres sublimes”.Ciencia y Salud, pág. 513;
Estos progresivos pasos espirituales tienen su manifestación humana. Cada siglo cuenta con individuos que, por sus experimentos, van a la vanguardia en las artes. La verdadera vanguardia, o guardia avanzada, no es una fase meramente temporal y transitoria de la cultura — la manifestación más intrépida de un período determinado. Es el primer puesto espiritual apareciendo y reapareciendo a través de todas las edades, cuando la mente humana está pronta a aceptar sus verdades.
Ya que las ideas espirituales no tienen ni comienzo ni fin, no pueden ser relegadas al pasado. Son eternas y se desarrollan continuamente. La Sra. Eddy comprendió a fondo lo que es permanente. La que esto escribe ha encontrado de particular inspiración una cita que la Sra. Eddy usó en una disertación al dirigirse a Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Concord, New Hampshire. La Sra. Eddy cita un párrafo de Plinio, escritor y estadista romano del primer siglo D.C. al decir: “Plinio da la siguiente descripción del carácter de la verdadera grandeza: ‘Hacer lo que merece ser escrito, y escribir lo que merece ser leído; y hacer que el mundo sea más feliz y mejor por haber vivido en él.’ Procurad alcanzar el gozo y la corona de tal peregrinación — y esforzaos por prestar servicio para tal misión”.Miscellany, pág. 150;
La peregrinación del Científico Cristiano es utilizar por siempre el movimiento que va hacia adelante. Utiliza todo lo que es permanente, todo lo que siempre tuvo valor permanente. Los valores permanentes no se deterioran. Las ideas permanentes no se tornan arcaicas ni obsoletas. Ni se convierten en estáticas, rígidas o reaccionarias. Continúan expandiéndose y desarrollándose.
Los niños pueden captar esta verdad. Del mismo modo lo hace la gente joven que egresa de los ámbitos académicos y entra en el mundo de los negocios o las profesiones. Durante los últimos cincuenta años, en muchos países se establecieron varias provisiones necesarias para las personas mayores y los desocupados. Aunque esto fue un adelanto en varios aspectos sobre condiciones del pasado, ello no debe ser motivo de adormecimiento, ya sea para jóvenes o para las personas mayores, que pueda inducirlos a un falso sentido de seguridad, a la pasividad o al estancamiento. Por todas partes vemos ejemplos obvios muy alentadores sobre personas “jubiladas” que gozosamente emprenden una actividad nueva.
Del mismo modo, el joven recién egresado de la universidad, necesita estar alerta a no caer en limitaciones confiando en la “seguridad”. La “programación” de su carrera, al estilo de computadoras calculada en determinados números de años, puede parecerle benevolente y protectora, pero al mismo tiempo puede desalentar su iniciativa y reprimir el arriesgarse. El representante de una compañía que va a las universidades a buscar empleados entre los que están por graduarse, puede ser de mucha ayuda para abrir avenidas de empleo, pero el estudiante de la Ciencia Cristiana cuyo servicio a la humanidad debe ser espiritualmente dirigido puede no desear trazar rumbos para su futuro sobre una base que substituya lo espiritual con lo material, pudiendo esto interferir con el progreso verdadero y limitar su contribución.
Sólo la Ciencia de la Mente ofrece guía satisfactoria y segura. Solamente esto hace que todos los años sean años de avance. La Sra. Eddy lo vio claramente. ¡Cuán agradecidos debemos estar por sus maravillosos legados — la Ciencia que nos capacita a desarrollarnos día a día, y la organización que provee para nuestra instrucción! Desde la infancia el joven estudiante tiene acceso a tal instrucción por medio de las Escuelas Dominicales mantenidas por La Iglesia Madre y sus filiales.
El progreso nunca ha dependido de la edad o del transcurso del tiempo. La Biblia nos relata cómo el niño Samuel, durante su educación en el templo, fue receptivo al llamado espiritual, que no penetró la consciencia del anciano Elí, el sacerdote.
A la edad de doce años, Cristo Jesús ocupó su lugar en la discusión de los doctores de la ley “oyéndoles y preguntándoles”. Lucas 2:46; Definió esto como el ocuparse de los negocios de su Padre. El niño Jesús; el pequeño Samuel; Moisés, que era avanzado en años; la Sra. Eddy, que descubrió y fundó la Ciencia Cristiana, todos utilizaron sus oportunidades para avanzar espiritualmente. El calendario no tiene nada que ver con este avance. La Biblia declara: “Para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”. 2 Pedro 3:8.