Se cuenta una anécdota de un hombre que había comprado una mula y que no podía conseguir que ésta hiciera nada en absoluto. Sintiéndose completamente frustrado, pidió ayuda al antiguo dueño de la mula. Lo primero que éste hizo fue tomar un gran tablón y propinarle a la mula un golpe entre los ojos, lo que la hizo tambalear visiblemente. Ante la protesta del nuevo dueño el hombre dijo que para superar el problema lo primero que debía hacerse era “captar la atención de la mula”.
A veces es menester un “golpe entre los ojos” para captar nuestra atención. Una experiencia que tuve recientemente ilustra este punto vívidamente.
Mi problema comenzó cuando mi pie empezó a dolerme al apoyarlo y a causarme molestia al caminar. Como tenía muchos negocios que atender no presté atención al pie y pensé que el problema desaparecería. Sin embargo, cuanto más lo ignoraba, tanto más empeoraba el problema. Continué atendiendo a mis negocios y para ello llegaba prácticamente cojeando a las oficinas de mis clientes. Para entonces, el pie se me había hinchado, había perdido su color natural y me dolía mucho. Pronto llegó el punto en que tuve que alquilar muletas para poder seguir caminando, pasando por alto todavía la necesidad de encarar y resolver la situación. Aunque declaré, por cierto, algunas de las verdades que había aprendido en la Ciencia Cristiana, nunca encaré el asunto en oración como es debido para sanar la situación.
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