Oh eterna llama de la consciencia
donde no existe la oscuridad,
donde las nubes de los errores
pierden aspecto de realidad.
Oh dulce canto de dicha eterna
que anuncia el alba de redención,
fuerza tú has sido de los profetas
a quienes diste revelación.
Tu luz presagia las buenas nuevas
como lo hiciste, allá, en Belén,
donde los ángeles anunciaron
a los pastores, el Salvador.
En los momentos en que parece
que muy lejano se encuentra el sol,
oh luz divina, eterna y santa,
tú nos revelas al Padre, Dios.
Eres nacida del bien eterno,
pues eres dádiva de Su amor;
los hombres siempre te necesitan,
¡bendita seas, inspiración!
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