Señor, Tú estás siempre presente,
Tu Palabra es lámpara en nuestro camino;
desbordas Tu gracia amorosamente
doquier se encuentre el fatigado peregrino.
¡Qué excelsitud de amor
recibe a cada instante
el hijo que Te obedece, oh Padre!
anulando así todo dolor.
Nos esforzaremos cada día
por unir nuestros corazones
al tierno lazo de Tu amor,
y formaremos así el collar más hermoso,
para dejarlo humildemente
en Tu trono de gracia, oh Señor.
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