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Restauración a la salud

Del número de enero de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El Evangelio según San Marcos reseña gráficamente una curación completa de locura. Véase Marcos 5:1–15; En una ocasión Jesús se acercó a un hombre que tenía un “espíritu inmundo”. El hombre, viendo “a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él”.

Al ver la miserable situación de este doliente, Jesús le habló al error como quien tiene autoridad sobre él: “Sal de este hombre, espíritu inmundo”. Lo que el demente creyó era una legión de espíritus fue destruido, y hallaron al hombre “sentado, vestido y en su juicio cabal”.

Este concepto acerca de “espíritus inmundos” de la Biblia asume aspectos y nombres nuevos en el mundo actual, pero como en la antigüedad representa aquello que pretende tener mente separada de Dios, resistiendo el poder sanador del Cristo. Este error fundamental asume la forma de una amplia gama de creencias, incluyendo demencia, obsesión, senilidad, retardación mental — las que han sido curadas en la práctica sanadora de la Ciencia Cristiana
Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens..

¿De qué manera?

Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, va a la base del problema del desorden mental al negar la creencia de que la materia sea inteligente. Declara la imposibilidad de que la materia o el cerebro tengan la capacidad de producir o afectar la inteligencia innata que Dios le ha dado al hombre. La Sra. Eddy le explica a un mundo víctima de la arraigada creencia errónea de que el cerebro piensa, que Dios, la Mente, única y armoniosa, es la fuente y substancia del conocimiento del hombre, así también como de su ser. El cerebro es sólo materia sin mente dentro del cráneo. Es sólo a través de una ilusión que existe la creencia de que el cerebro sea mente — y hasta se lo acepta como substancia.

La Sra. Eddy aclara que no hay diferencia básica entre la demencia y otras formas de enfermedad. “La única diferencia” escribe en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, “consiste en que la locura implica la creencia en un cerebro enfermo, mientras que las enfermedades físicas (así llamadas) provienen de la creencia de que otras partes del cuerpo están trastornadas. Trastorno, o desarreglo, son palabras que transmiten la verdadera definición de toda creencia humana en la mala salud o armonía perturbada”.Ciencia y Salud, pág. 421;

La Ciencia Cristiana eleva la humanidad al impelir el reconocimiento de que la Mente, Dios, es absoluta y total. Esta Mente incluye sólo el bien; su omnipresencia y omnisciencia, al ser vistas como la verdad del ser, niegan y destruyen los males que se asocian a una mentalidad perturbada.

El sanador Científico Cristiano sabe que esta Ciencia tiene un Principio fijo, el único Dios, y reglas fijas para su demostración. En proporción a su fidelidad a este Principio y a sus reglas, el sanador puede demostrar con la seguridad de la Ciencia que el cristianismo hoy en día es lo que Cristo Jesús enseñó y demostró al restaurar la salud y la perfección. La obra de la curación científica requiere una constante certeza de que la mentalidad verdadera del hombre es un reflejo de la Mente divina, y que la Verdad, percibida, tiene el poder y la autoridad de curar toda corporal.

La Sra. Eddy da estas instrucciones específicas para la curación de la demencia: “Los argumentos que se han de usar para curar la demencia son los mismos que se emplean en otras enfermedades: es decir, la imposibilidad de que la materia, o sea el cerebro, pueda dominar o trastornar la mente, sufrir o causar sufrimiento; también el hecho de que la verdad y el amor establecerán un estado saludable, guiarán y gobernarán la mente mortal o el pensamiento del paciente, y destruirán todo error, ya se llame demencia, odio o cualquier otra discordancia”.ibid., pág. 414;

En la actualidad se supone que los desórdenes mentales, los males comprendidos en las tales llamadas neurosis y psicosis, están relacionados con el funcionamiento del sistema nervioso central. ¿Qué responde la Ciencia Cristiana a este supuesto alegato? Esta Ciencia sostiene que el sistema nervioso no gobierna la vida. Es una falsificación del gobierno que Dios ejerce sobre el hombre y debe ceder a Su ley de armonía.

Disipando el jactancioso sentido de ley física, de mente en la materia, la Ciencia Cristiana entroniza el sentido espiritual como el único sentido o inteligencia verdadera del hombre. El sentido material que dice que las glándulas no están funcionando normalmente o que los nervios son agentes de la angustia y la enajenación, es refutado con la verdad espiritual de que sólo el Principio divino hace funcionar y gobierna todo funcionamiento verdadero.

El practicista de la Ciencia Cristiana reconoce que la aptitud y la capacidad mental de su paciente nunca se han perdido en realidad. La verdadera mentalidad del hombre, jamás sujeta al deterioro, es la expresión del Espíritu divino, y en cualquier momento puede ser percibida y evidenciada espiritualmente. Por lo tanto el sanador científico separa su pensamiento de todas las teorías materiales — ya sean acerca de la enfermedad o de la salud. Él mismo debe estar espiritualmente en su “juicio cabal” y así abrir el camino para que el pensamiento del paciente se aclare y que de este modo la acción del cuerpo cambie.

A medida que el pensamiento se dirija de la materia al Espíritu, de lo falible a lo infalible, de una mera creencia o falso concepto a la idea verdadera, la Verdad divina reemplazará al error mortal, y la curación viene necesariamente. Sobre esta base la declaración de la Sra. Eddy sobre la curación de la demencia puede demostrarse en la práctica: “Por obstinado que sea el caso, cede más fácilmente que la mayoría de las enfermedades a la acción saludable de la verdad, que contrarresta el error”.ibid.;

Soy testigo directo de una curación de demencia efectuada por medio de la Ciencia Cristiana. Una joven a quien conocía muy bien, padecía de un severo caso de locura tal como el hombre de la Biblia. Sumida en un sentido material del yo en el cual el verdadero sentido espiritual del ego estaba perdido, sufrió un colapso mental y perdió el control de su pensamiento. Quedaba poco de esta mujer tanto mental como físicamente cuando la Ciencia Cristiana la encontró. Se había recurrido a la ayuda médica pero sin resultado.

Poco a poco la practicista la fue guiando con dulzura con explicaciones audibles, razonamiento espiritual, y con tratamiento silencioso basado en la oración, a la comprensión de Dios como la única Mente e inteligencia — su propia Mente, en la cual ella vivía y tenía su verdadero ser. Después de varios meses, la acumulación de falsedades a las que ella había consentido y con las que había vivido fue disuelta, y por medio del tratamiento de la Ciencia Cristiana le fue restaurado el sentido perdido de su perfección en la Mente. Reanudó el curso que estaba tomando en la universidad, el que había sido interrumpido debido a su colapso mental, lo terminó con éxito, y luego se casó con mucha felicidad.

La teología de la Ciencia Cristiana descansa en la verdad bíblica de que Dios es Mente y Dios es infinito. No es sólo en tiempos de angustia o desorden mental que tenemos que orar. Las verdades básicas del ser deben ser llevadas a cabo por todos nosotros en nuestra experiencia actual si es que queremos encontrar el camino que nos lleva del sentido humano de la vida al divino. Todo el que quiera sanarse o sanar a otros, debe mantenerse en la verdad absoluta de la Ciencia Cristiana — un Dios omnipresente y un hombre perfecto que expresa inteligencia ilimitada — como la base de su pensamiento. A medida que los falibles rasgos de la llamada mente humana sean reemplazados por los serenos atributos de la Mente inmortal, el pensamiento tiene que espiritualizarse.

También es necesario que el pensamiento del practicista esté espiritualizado al tratar casos de retardación. Su trabajo consiste en eliminar todo el concepto erróneo acerca de un nacimiento material y substituirlo enérgicamente con las verdades del ser espiritual. La vida de cada persona refleja la Vida divina, sin principio ni fin, desarrollándose siempre de su fuente inagotable. Jesús le dijo a Nicodemo “os es necesario nacer de nuevo”  Juan 3:7; — esto es, que tenía que cambiar un concepto mortal de vida por el inmortal. La creencia humana debe ceder al reconocimiento de Dios como el único Padre-Madre.

Aquellos que desempeñan el papel humano de padres o hijos deben aceptar la paternidad y maternidad divina como el factor determinante de la vida. Cada uno debe eliminar progresivamente de sí mismo todo falso concepto de transmisión por herencia — la transmisión de peculiaridades de constitución y carácter. La curación de un niño retardado exige el reconocimiento constante — especialmente por parte de aquellos que están en contacto continuo con él — de que la ley de Dios no permite la retardación mental. El hombre vive por siempre bajo el mandato de Dios, la Mente inmortal, el Padre de todos.

¡Cuán grande es la verdad que a diario nos renueva — borrando la creencia mesmérica de que el hombre es un mortal destructible, la víctima de defectos de nacimiento o el producto de circunstancias en el nacimiento humano! El conocer esta verdad nos renueva y regenera constantemente y proporciona un cambio en el pensamiento y en el cuerpo. Nos brinda el concepto de nuestra verdadera identidad, nacida del Espíritu — la verdadera idea en lugar del concepto erróneo de haber nacido en la carne.

Este nuevo nacimiento, que comenzó con la enseñanza y el ejemplo del Mostrador del camino, y que se explica en la Ciencia Cristiana, es la solución para todas las dolencias de mentes y cuerpos perturbados. Pablo escribe: “Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Rom. 12:2. La voluntad de Dios para el hombre es buena. Incluye, para siempre y para cada uno, el funcionamiento perfecto de la inteligencia y la vida.

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