Ocurrió durante los tumultos estudiantiles en —, cuando yo estudiaba en el exterior. Debido a que los disturbios se habían extendido, era difícil no hallarse comprometido a menos que uno permaneciera en su casa. Nuestro colegio optó por proseguir sus clases.
Una noche, mientras caminábamos del colegio a la casa, mi amigo y yo fuimos detenidos por la patrulla antitumultos. Acababan de dispersar un tumulto y estaban arrestando a los supuestos participantes y llevándolos a una prisión para someterlos a interrogación. A nosotros también nos llevaron en el coche celular de la policía.
A mí siempre me había agradado la aventura, y tengo que admitir que estaba bastante excitada ante la posibilidad de estar en prisión. Pero después que fui interrogada y llevada a una celda, mi excitación pronto se transformó en ansiedad y después en temor — en un temor más grande del que jamás había experimentado antes.
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