No hay prácticamente un día en que las noticias no nos informen de un nuevo aumento del costo de vida. Los precios aumentan constantemente, y el resultado es que el valor adquisitivo de nuestros ingresos a menudo disminuye. ¿Qué podemos hacer sobre ésto?
Podemos saber que Dios, el bien, es infinito, Todo-en-todo. Por lo tanto, la suma total del bien nunca cambia. Dios, el bien, está presente en todas partes, todo el tiempo y bajo cualquier circunstancia. El bien no está fragmentado. Siempre se expresa plenamente y en actividad total. Podemos abrir nuestros ojos al bien que ya está a nuestro alcance. Podemos mirar a través y más allá de la mentira de la restricción hacia la abundancia de Dios, que está siempre con nosotros y que jamás puede ser afectada por el sentido finito de las cosas de la mente mortal. Puesto que el hombre existe como expresión o reflejo de Dios, es completo y está siempre provisto abundantemente de todo lo que necesita para expresar la bondad de Dios.
Todo aquel que entiende la bondad de Dios y Su inconmensurable amor por Su creación puede, en la medida de su comprensión, demostrar la permanente provisión de Dios, siempre disponible para el hombre. En el Antiguo Testamento el profeta Elías probó en muchas ocasiones la presencia constante y el poder de Dios para apoyar a aquellos que confían en Él y Le obedecen. Durante una época en que había mucha hambre en la tierra, Dios condujo al profeta hacia una pobre mujer que iba a darle el alimento que necesitaba. Esta mujer, una viuda muy pobre y con un hijo menor, estaba en una situación desesperada, contaba con sólo un puñado de harina y una vasija de aceite como último recurso.
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