Generalmente, durante las últimas semanas previas al fin de un semestre o trimestre, uno puede percibir la atmósfera de tensión creciente en el ámbito estudiantil. Las preocupaciones, el desaliento y aun el pánico se expresan tanto audible como silenciosamente.
Un Científico Cristiano que cumple con los requisitos de “Una Regla para móviles y actos” que se encuentra en el Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy, no participa de esta atmósfera mental. La parte final de la Regla dice así: “Los miembros de esta Iglesia deben velar y orar diariamente para ser liberados de todo mal, de profetizar, juzgar, condenar, aconsejar, influir o ser influidos erróneamente”.Manual, Art. VIII, Sec. 1;
Si un Científico Cristiano vela y ora, percibe claramente este pánico previo a los exámenes como una creencia humana engañosa, que trata de tentarlo a aceptar falsas profecías, o a formular falsos juicios, a entregarse a la condenación, a seguir el consejo humano o a permitir que se le influya erróneamente.
Todo tipo de falsas profecías tales como “No me va a ir bien en este curso” o “No voy a tener tiempo de terminar la lectura” se expresa mucho en época de exámenes, y el estudiante puede sentir la tentación de creer que éstas se aplican a él. Mas la Biblia nos asegura: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”. 1 Juan 4:1; Cuando el Científico Cristiano recurre a Dios para hallar la verdad sobre cualquier situación, sabe que ya no puede desalentarse debido a falsas predicciones. Si reconoce que la Mente divina le ha otorgado toda la inteligencia necesaria para realizar cualquier proyecto que fuere necesario, halla que también posee todo el tiempo requerido para completarlo.
Cuando predomina una atmósfera general de presión, es importante que el estudiante discierna entre un sentido falso que pueda presentársele al pensamiento y la verdad espiritual de la situación. Cristo Jésus dijo: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”. Juan 7:24; En realidad, el hombre no puede ser presionado, puesto que es el reflejo de Dios y posee, en consecuencia, habilidad, inteligencia, energía, pujanza e inspiración. Por consiguiente, las sugestiones tales como “Tengo mucho que hacer” o “No puedo comprender esto” deben ser consideradas como falsas.
Es probable que un estudiante se sienta inclinado a condenar a un maestro por no presentarle el curso con claridad o por asignarle demasiado trabajo. O tal vez se condene a sí mismo por no haber trabajado lo suficiente al comienzo del trimestre. Pero nunca es correcto condenar a los demás, ni aun a nosotros mismos, puesto que cada uno de nosotros, en realidad, es una idea de Dios. Cuando nos esforzamos sinceramente para contemplarnos nosotros mismos y a los demás bajo esta luz, la tentación de condenar se desvanece.
Nunca existe excusa alguna para no hacer el trabajo que se nos asigna cuando debe ser hecho; pero aun si éste fuera el caso, no ayuda el condenarse a sí mismo. Podemos empezar ahora mismo a corregir el error. Nunca es demasiado tarde para que la Verdad se revele a nuestro pensamiento por medio de las ideas correctas que responderán a la necesidad actual.
¿Cuánto consejo humano escuchamos en época de exámenes? “¿Por qué no desdeñar el resto de la lectura de esa materia ya que probablemente el examen se basará en las lecciones?” O es probable que escuchemos: “Descarta el resto de las lecciones y haz la lectura”. Consejos de esta índole parecen oírse por todas partes, pero ¿acaso alguno de ellos sirve de ayuda? La Sra. Eddy advierte: “Las opiniones humanas no son espirituales. Proceden del oír de los oídos, de la corporalidad en vez del Principio, y de lo mortal en vez de lo inmortal”.Ciencia y Salud, pág. 192. Las opiniones humanas tienden a confundir y a desorientar. El estudiante que se dirige a la Mente divina en busca de consejo, será guiado a estudiar los puntos correctos y a hacer uso de su tiempo sabiamente. De este modo, el fin del trimestre se desarrollará fácilmente de acuerdo con el plan de Dios.
Durante el transcurso de los exámenes, muchos estudiantes luchan con la presión y tensión tanto como lo hacen con la materia correspondiente. Cuando tornamos enteramente nuestro pensamiento a Dios, no podemos ser influidos en modo alguno por lo que otros pueden creer, ni podemos influir en los demás erróneamente. Puesto que Dios es nuestra Mente verdadera, nuestra verdadera identidad como la expresión de la única Mente está exenta de la influencia falsa.
No podemos considerar a Dios como nuestra única Mente verdadera si no percibimos que esta Mente pertenece a todos, puesto que sólo existe una Mente, un Dios. Si oramos para defendernos de las falsas sugestiones de presión y tensión que nos acometen, mientras que sostenemos que los demás pueden ser influidos por tales creencias, no hemos cumplido, en realidad, con nuestra tarea. Debemos negar que estas falsas creencias tengan poder para influir a los demás. Sólo a medida que vemos la nada de las mismas, habremos hecho lo que se requiere de nosotros en la Ciencia Cristiana.
En la proporción en que el estudiante sigue la Regla de “velar y orar diariamente para ser liberados de todo mal” en el período de exámenes, no sólo se beneficia a sí mismo sino también a todo el estudiantado. Los buenos pensamientos son verdaderamente contagiosos, las creencias falsas no lo son. El pensamiento correcto lleva consigo el poder de Dios para elevar a todos los que lo poseen. Sabiendo esto, cada estudiante puede enfrentar el fin de cada trimestre o período de estudios con pleno gozo. Se sentirá bendecido por una profusión de ideas correctas, por la inspiración y un desarrollo ordenado de cada nuevo día.