Cuando tenía seis años de edad asistí a la Escuela Dominical de la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. por primera vez. Al año siguiente, escalando una pendiente herbosa, sufrí heridas en ambas rodillas que se infectaron. Mis padres decidieron confiar exclusivamente en la Ciencia Cristiana. Ésta fue mi primera prueba verdadera. La evidencia física era tan fea que mi madre me dijo que si tenía miedo podía tener asistencia médica. Mediante el intenso estudio diario del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, especialmente el capítulo intitulado “La Oración”, la infección sanó y jamás retornó una condición similar.
Durante mis estudios universitarios me desvié de la Ciencia Cristiana, pero nunca la dejé y siempre me gustaba asistir a los cultos cuando visitaba a mis padres. En una de esas visitas, mi padre, que empezaba su carrera de practicista registrado en el The Christian Science Journal, me trató por medio de la oración y en tres días fui sanado de neumonía.
Hallándome en un país lejano, me acerqué nuevamente a la Ciencia Cristiana cuando me encontré en un callejón sin salida con respecto a mi profesión. Elegí un practicista del Journal, visitándolo frecuentemente, y uno de los primeros resultados de su ayuda mediante la oración fue la súbita curación del hábito de fumar que había durado veinticuatro años. También fui sanado de la creencia que los licores me producían placer; después, también dejé de beber vino.
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