La tecnología ha creado una asombrosa variedad de atractivos artículos que pueden comprarse. Mientras que muchas personas disponen de medios para obtenerlos, otras no los tienen, por lo cual puede ser que se consideren víctimas de la suerte.
Ayudar a alguien que no puede comprar cosas nuevas, mediante consejos tales como “trabaje más” o “sea más económico”, resulta útil a veces, mas, por lo general, no es suficiente. La escasez de recursos se puede superar, y por medios humanos podemos, con frecuencia, ayudar a alguien a lograrlo. Pero el apoyo más conveniente que podemos proporcionar es demostrar cómo puede aplicarse la ley divina de la abundancia, al comprender las verdades espirituales de la provisión infinita.
En realidad, toda provisión proviene en forma ilimitada de Dios, que es el bien invariable y supremo. Dios, el Amor divino, Espíritu, no retiene sino que imparte continuamente el bien a Su expresión espiritual, el hombre. La Mente divina no sólo desconoce obstáculos o limitaciones, sino que incesante y universalmente transmite ideas útiles al hombre verdadero, que es Su perfecta imagen y semejanza.
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