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Me siento muy agradecida por haber crecido...

Del número de noviembre de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Me siento muy agradecida por haber crecido en un hogar donde sólo el amor y la paciente comprensión se expresaban, por haber asistido a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana desde los tres hasta los veinte años de edad, y por haber recibido la enseñanza acerca del valor que encierra el hacer nuestro propio y sincero trabajo metafísico. Pertenezco a una familia que ha practicado la Ciencia Cristiana por tres generaciones. El primer servicio de la Ciencia Cristiana que se efectuó en esta ciudad tuvo lugar en la sala de recibo del hogar de mis abuelos paternos.

El toque de la mano conductora de Dios se ha manifestado muy patentemente en mi vida gracias a que pude despojarme de pensamientos egoístas, tanto en mis días de universidad, donde las decisiones correctas y las relaciones armoniosas eran lo normal, como también durante los muchos años de una feliz vida matrimonial y en la crianza de nuestros dos hijos. Han sido innumerables las bendiciones que se han manifestado al mantener una absoluta confianza en Dios, el Amor divino, para satisfacer todas nuestras necesidades. Curaciones de eczema, la dislocación de un tobillo, la lesión de un músculo del muslo, son sólo unas cuantas de las curaciones que he experimentado.

Poco después de mi matrimonio me apareció una irritación epidérmica que gradualmente me cubrió las manos y antebrazos. Estudié y oré como se enseña en la Ciencia Cristiana, percibiendo que la evidencia física era meramente la exteriorización del pensamiento irritado. Gracias al estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, descubrí y expulsé pensamientos desagradables de impaciencia y resentimiento contra un pariente. Los tres primeros versículos de Isaías 61 fueron especialmente útiles y una línea del versículo 3 alertó mi manera de pensar. Dice así: “Manto de alegría en lugar del espíritu angustiado”. De ahí en adelante me esforcé por expresar en cada pensamiento sólo elogio y trato afectuoso hacia ese pariente.

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