Una amiga me dijo hace algunos años: “Antes creía que las elecciones en la iglesia eran gobernadas por Dios, pero ahora me pregunto si no será sólo una cuestión de sentido personal”. En ese momento me sentí tentada a coincidir con ella. Ciertamente parecía que había muchas injusticias. Mucha gente calificada parecía ser dejada de lado en favor de personas más expresivas o quizás socialmente más aceptables. Pero ¿no es esto justamente lo que la hipotética mente mortal, con su pretensión de invertir el orden divino, quisiera que creyéramos? En modo alguno concuerda con las enseñanzas de la Ciencia Cristiana la creencia de que las injusticias son reales. Dios nunca las originó.
En realidad, esta Ciencia nos capacita para demostrar que nadie depende de otros seres humanos para sentirse satisfecho, para ser apreciado o para progresar. Debido a que el Principio divino es supremo, cada individuo y cada situación está bajo el gobierno divino. La Sra. Eddy escribe: “La Ciencia revela una sola Mente, y ésta resplandeciendo por su propia luz y gobernando el universo, incluso el hombre, en perfecta armonía”.Ciencia y Salud, págs. 510–511;
El gobierno total de Dios no exceptúa las actividades de la iglesia; Él lo gobierna todo. Cuanto más comprendamos que la ley divina del bien lo gobierna todo, mayor será la armonía que veremos manifestada en las actividades de la iglesia.
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