En Isaac, un hijo de la promesa, el muy esperado heredero de su admirable padre, Abraham, uno puede esperar encontrar un carácter de importancia sobresaliente en el constante desarrollo del pueblo hebreo hacia un concepto más elevado de la Deidad; mas, realmente, relativamente poco se relata acerca de él. Parece haberse languidecido, como lo han hecho muchos hombres, en la sombra de un padre intensamente poderoso y distinguido, mientras que el hijo de Isaac, Jacob, a su tiempo obtuvo el nombre de Israel, nombre que más tarde llevó con orgullo el pueblo elegido.
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