La oración durante las horas de trabajo es una parte fundamental en la vida de muchos hombres y mujeres responsables. Es posible que muchos de ellos valoren la oración simplemente como un oasis en medio de un día de mucho trabajo, un momento de recogimiento, un escape de la realidad, un refugio contra el mundo. Pero otros encuentran que la oración tiene dimensiones más profundas, dimensiones que exigen espiritualización de pensamiento y acción.
Cuando la oración es tanto del corazón como de la cabeza, eleva el pensamiento y purifica los motivos. En su forma más elevada, sana lo que necesita ser sanado y produce actividad valiosa al revelarnos más de lo que Dios, la Vida divina, es y hace por el hombre.
La influencia que esta oración tiene sobre la vida del común de la gente está indicada en las Escrituras: “La oración eficaz del justo puede mucho”. Sant. 5:16; O como un traductor señala: “La oración de un hombre recto, cuando prosigue en el trabajo, es muy poderosa”. Charles B. Williams, The New Testament in the Language of the People (Chicago: Moody Press, 1972);
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