Un matrimonio aparentemente tranquilo y sereno no siempre es alegre y feliz. Esperanzas frustradas y desilusiones pueden estar amenazándolo y conduciendo a la pareja a la separación o al divorcio. La Biblia dice: “Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. Mateo 19:6; Por cierto que en la medida en que una comprensión de Dios, la Mente omnisciente, afianza el matrimonio, la felicidad reposa segura sobre una base espiritual, y no puede haber separación.
La Ciencia Cristiana enseña que Dios es el bien supremo, la perfección absoluta, y el hombre Su imagen y semejanza espiritual. La comprensión de esta verdad ayuda a crear y preservar un matrimonio armonioso. Al elegir cónyuge uno haría bien en buscar orientación en la Ciencia Cristiana, en la cual la unidad de Dios y el hombre se puede demostrar, y lograr así la armonía y la felicidad. Mary Baker Eddy escribe: “Después de contraer matrimonio es demasiado tarde para quejarse de la incompatibilidad de caracteres. Un entendimiento mutuo debiera existir antes de esta unión y continuar para siempre, porque el desengaño es fatal para la felicidad”.Ciencia y Salud, pág. 59;
La comprensión de la unidad espiritual de Dios y el hombre, puede fortalecer a todos los desalentados por esperanzas fallidas, y puede inspirar y alentar a aquellos cuyo matrimonio no esté muy firme. La Sra. Eddy escribe: “La mente masculina alcanza un tono más alto por medio de ciertos elementos de la femenina, mientras que la mente femenina gana valor y fuerza por medio de cualidades masculinas. Estos distintos elementos se unen naturalmente los unos con los otros, y su armonía verdadera está en la unidad espiritual”.ibid., pág. 57.
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