Si se me preguntara cuál es el recurso más valioso con que cuento mi familia, respondería: “Las Lecciones-Sermones del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana”.
Estas Lecciones Bíblicas son maravillas de pureza, belleza y sabiduría. Presentan la Palabra de Dios a un mundo que tiene hambre del afecto puro del Cristo.
El múltiple propósito de la Lección-Sermón es sanar, educar y bendecir. Es un pastor elocuente, y su mensaje está libre de la opinión personal. Presenta la Ciencia del cristianismo de un modo claramente definido y comprensible, con el propósito de que cada uno pueda obtener día tras día la verdad espiritual que satisfaga su necesidad individual. En razón de que la verdad revelada es infinita en su alcance, se expone su significado y aplicación a una infinidad de maneras nuevas e inspiradoras. Son siempre prácticas y demostrables en la vida diaria.
El estudio diario de la lección es de inestimable valor en la educación de los niños. Instruye, guía y protege a la familia. La Sra. Eddy escribe: “Toda la educación de los niños debiera ser tal que forme hábitos de obediencia a la ley moral y espiritual; así que el niño pueda hacer frente a y vencer la creencia en la llamada ley física, una creencia que procrea las enfermedades”.Ciencia y Salud, pág. 62;
En nuestro hogar, la hora del estudio de la lección comienza temprano cada mañana. Para nosotros representa una hora de compartir. Nuestra hija más pequeña tenía cuatro años cuando se unió a sus hermanos para escuchar la lección que se leía en voz alta todos los días por el grupo familiar. Los niños comparten la lectura con sus padres. Es el momento cuando se tratan los problemas individuales y nos ayudamos unos a otros para buscar soluciones, recurriendo a las verdades que discernimos mediante nuestro diario estudio.
En diversas ocasiones, algunos miembros de la familia prefieren estudiar individualmente, especialmente ahora que los niños aprenden a buscar las perlas de la verdad por sí mismos. Mas la costumbre de compartir la inspiración de la lección en la intimidad de la familia, ha ayudado a los niños a establecer una norma de comunión diaria con Dios.
Uno de mis hijos sufrió de un caso grave que parecía ser pie de atleta. Durante varias semanas anduvo cojeando. La mañana en que se llevaría a cabo el gran partido de fútbol de su escuela, le fue imposible ponerse los zapatos. Pensó que de ningún modo podría participar ese día en el juego, aunque se le necesitaba en su equipo. Se quedó en casa sin concurrir a la escuela, y él y yo estudiamos la Lección Bíblica juntos, en busca de la verdad particular necesaria que pusiera de relieve la evidencia de la perfección del hombre como hijo de Dios.
Habíamos leído la lección una vez, y la estábamos leyendo por segunda vez, cuando las palabras, silenciosamente como la luz, inundaron mi pensamiento, “Todos han estado diciendo a este joven que es un magnífico atleta, y se encuentra bajo una verdadera presión para mantener esa reputación”.
Repentinamente comprendí la situación. La lección había actuado de purificador para elevar la consciencia humana en su relación con lo divino, a fin de que pudiéramos oír claramente la voz de la Verdad, que siempre nos habla por medio del pensamiento. La lección había señalado el camino para estimular un trabajo más a fondo con el uso de las Concordancias de la Biblia y de Ciencia y Salud.
Diligentemente estudiamos las referencias o citaciones de las concordancias que se referían al término “humildad” como se aplica a la expresión individual de las cualidades semejantes a Dios. Todas las cualidades necesarias para todo atleta, tales como actividad, fuerza, ritmo, fueron contempladas como cualidades universales que se reflejan individualmente, pero no como características personales exclusivas. Recordamos que Cristo Jesús definió el verdadero sentido de la humildad cuando le dijo a los Fariseos: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente”. Juan 5:19.
Se había establecido claramente en el pensamiento la verdad de que el hombre refleja las cualidades de la Deidad y que no las posee mediante el sentido personal, o la voluntad propia, cuando un miembro del equipo telefoneó para ver si su compañero de equipo podía participar en el partido. El joven contestó afirmativamente con toda confianza. Participó en el juego, y muy pronto la condición de su pie sanó completamente.
Cuando padres e hijos se reúnen para el estudio de la Lección-Sermón, con el espíritu de verdadera humildad, los vínculos familiares se fortalecen, y la familia se siente unida — motivada y sostenida por el Amor divino. El estudio consagrado de la lección gobierna la voluntad humana, acalla el temor, y purifica la consciencia humana, a tal grado, que es receptiva a la guía de la Mente divina.
La Lección-Sermón es un maestro poderoso.