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Negando la evidencia discordante

Del número de julio de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Qué es lo que nos capacita para enfrentar la evidencia física discordante y a decir confiadamente: “Aunque pareces muy real, sé que no lo eres”?

Es la comprensión clara y firme de que, en realidad, el hombre es espiritual, creado a la imagen y semejanza de Dios, el Espíritu. Por lo tanto, siempre es perfecto así como Dios es perfecto. Este concepto del hombre que nos presenta el primer capítulo del Génesis, contradice por completo la creencia de que el hombre es una entidad material separada de Dios. La Ciencia Cristiana explica que esta manera de ver las cosas es un hecho espiritual.

Cristo Jesús, el Mostrador del camino, poseía en gran medida esta convicción clara y firme de la perfección del hombre. En los Evangelios hallamos muchos ejemplos de cómo él usó esta comprensión para sanar a otros. Uno de esos ejemplos lo encontramos en el relato de San Mateo que se refiere a la curación efectuada por Jesús de un hombre que tenía una mano seca. Leemos: “Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra”. Mateo 12:13;

La Sra. Eddy comenta esta curación diciendo: “Jesús no se rebajó al nivel de la consciencia humana ni al testimonio de los sentidos. Él no hizo caso cuando provocándole, éstos le insinuaron: ‘Esa mano paralizada parece muy real tanto a la vista como al tacto’; mas él silenció esta vana jactancia y destruyó el orgullo humano al suprimir la evidencia material”.La Unidad del Bien, pág. 11;

De igual modo, mediante la Ciencia Cristiana nosotros también podemos “silenciar” la “vana jactancia” de los sentidos físicos y así ubicar al hombre en su lugar correcto viéndolo como realmente es — la imagen y semejanza espiritual de Dios. Podemos insistir firmemente en que la verdad espiritual es real y el bien es omnipresente, aun cuando la evidencia material parezca negarlo. Podemos hacerlo, incluso frente a los más virulentos argumentos de la mente mortal.

La Sra. Eddy escribe: “La Ciencia invierte el falso testimonio de los sentidos corporales, y por esta inversión los mortales llegan a conocer los hechos fundamentales del ser. Entonces se presenta inevitablemente la pregunta: ¿Está un hombre enfermo, si los sentidos materiales indican que está en estado de perfecta salud? ¡No! porque la materia no puede hacer condiciones para el hombre. ¿Y está bien, si los sentidos corporales dicen que está enfermo? Sí, está bien en la Ciencia, en la cual la salud es lo normal y la enfermedad lo anormal”.Ciencia y Salud, pág. 120.

En cierta ocasión durante dos años tuve una llaga abierta que no se sanaba. A veces casi desaparecía, pero luego empeoraba. Por último empezó a notarse y los que la veian hacían comentarios respecto a ella. Le pedí ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana. Mientras se estaba trabajando metafísicamente por el caso, llegué a comprender claramente que la perfección del hombre es un hecho espiritual, a pesar de lo que sugería la llaga abierta. Esta comprensión me capacitó para no temer ni perder el ánimo ante la evidencia material. Cuando el falso testimonio de los sentidos físicos dejó de perturbarme, la evidencia exterior de la llaga pasó a no tener ninguna importancia y empezó a desaparecer. En cuestión de unos días esa mancha tan fea se curó completa y permanentemente.

No tenemos por qué buscar el testimonio de los sentidos materiales o dejar que nos impresione, porque esos sentidos no tienen absolutamente nada que ver con el hombre, el hombre verdadero creado a la semejanza de Dios. No es importante lo que los sentidos digan acerca del hombre; que está enfermo o que goza de buena salud, porque su testimonio no es digno de confianza. Lo que es sumamente importante, empero, es la habilidad para comprender que nuestro bienestar está asegurado en la proporción en que obtenemos y retenemos la comprensión espiritual que nos revela que el hombre es el reflejo perfecto de Dios.

Esta comprensión espiritual puede venirnos rápidamente o tal vez requiera más tiempo, porque el Cristo sanador, la Verdad, encuentra a los individuos en etapas diferentes de comprensión en la experiencia humana. El hecho permanece, sin embargo, que el obtener la comprensión espiritual que revela al hombre como espiritual y perfecto, puede traer curación hoy en día, como la trajo en tiempos de Jesús.

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