El nombre un poco ominoso de Jacob — el cual generalmente se entiende como “suplantador” o “impostor” (ver Génesis 27:36) — indica algo de los antecedentes poco prometedores a los cuales tuvo que sobreponerse el patriarca antes de ser aclamado con el nombre de Israel.
Esaú y Jacob eran hijos gemelos del patriarca Isaac y su esposa Rebeca. Esaú estaba considerado como el mayor de los hijos y, por lo tanto, heredero y acreedor a la codiciada primogenitura. Se le describía como “diestro en la caza, hombre del campo;” mientras que a Jacob se le consideraba “varón quieto, que habitaba en tiendas” (Génesis 25:27). Ya que el término hebreo tamim (quieto) se lo traduce a veces por “perfecto”, esto muy bien nos puede prefigurar las nobles características que se le atribuyeron más tarde a Jacob.
La Biblia relata dos incidentes en que Jacob logró obtener la bendición y el derecho del primogénito. Según Génesis 25:33, 34, Esaú “vendió a Jacob su primogenitura. .. Así menospreció Esaú la primogenitura”. El capítulo 27 relata que obtuvo Jacob la bendición de su padre por medio del engaño, para el gran desconcierto de Isaac y enojo de Esaú.
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