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ESCUELA DOMINICAL: Descubrimientos en la enseñanza

[Este artículo de la serie “Sunday School — Discoveries in Teaching” se publicó originalmente en inglés en el The Christian Science Journal de marzo de 1974.]

Estudios en casa: Aventura en el aprendizaje

Del número de septiembre de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La mayoría de los maestros de la Escuela Dominical se han preguntado en uno u otro momento: “¿Cómo puedo abarcar todas las cosas que los jóvenes deben saber acerca de Dios, la Biblia, y la Ciencia Cristiana en una serie de períodos cortos de enseñanza que duran una hora cada semana?”

Una respuesta es: No tiene usted que hacerlo. ¿Por qué limitar este curso de educación espiritual a sólo una hora los domingos? Un maestro puede alentar a sus alumnos a que continúen aprendiendo durante la semana empleando trabajos escolares inspirados para hacer en casa.

¿Qué es un trabajo escolar inspirado para hacer en casa?

Es cualquier plan dirigido por Dios para despertar el interés de la clase en un estudio o investigación individual hecho en casa sobre temas relacionados con los de la Escuela Dominical.

[Preparado por la Sección Escuela Dominical, Departamento de Filiales y Practicistas]

No son “deberes” o “tareas” en el sentido tradicional de la palabra — no es algo que los estudiantes sientan que tienen que hacer. Un estudio en casa, inspirado, es algo que quieran hacer los alumnos. A menudo es un plan de estudio que, en primer lugar, sea la idea de ellos, el cual no se exige que se haga, y jamás existe un sentido de condenación si no se hace. Los estudios inspirados para hacer en casa deben ayudar poco a poco a los jóvenes a descubrir que, el aprender más acerca de Dios puede ser una aventura y que la Ciencia Cristiana realmente se relaciona con sus intereses y necesidades individuales. Una vez que los jóvenes han saboreado esta clase de descubrimiento, regresan por más.

¿Y qué se necesita para preparar esta clase de estudios?

Por supuesto que el elemento más importante en esta clase de estudios, es la inspiración, tal como lo es la enseñanza de la Escuela Dominical. “Toda Verdad proviene de la inspiración y de la revelación, — del Espíritu, no de la carne”, explica la Sra. Eddy en la página 46 de La Unidad del Bien. En la página 234 de Ciencia y Salud ella también señala: “Todo lo que inspire con sabiduría, Verdad o Amor — ya sea canción, sermón o Ciencia — bendice la familia humana con migajas de consuelo de la mesa de Cristo, alimentando al hambriento y dando agua viva al sediento”.

Un estudio para hacer en casa es sólo una herramienta educacional. La inspiración de la Verdad y el Amor que impulsa un estudio es lo que le da la substancia y profundidad espirituales. La inspiración es lo que hace posible que un estudio conduzca hacia el crecimiento espiritual, en lugar de ser meramente un ejercicio intelectual. La intuición espiritual es la que nos dice si debemos o no asignar una tarea. Entonces — si decidimos asignarla — ¿qué decir de Por qué asignarla, Cuándo, y Cómo asignarla, y categóricamente Qué clase de tarea asignar? Tenemos aquí sólo unos pocos ejemplos de tareas para hacer en casa, que los maestros de la Escuela Dominical de grupos de varias edades se han sentido inspirados a dar.

Por qué: Un maestro puede sentirse inspirado a asignar un estudio para hacer en casa como un medio de abarcar material que no tiene tiempo para prestarle profunda atención durante la clase.

Por ejemplo: un maestro de la Escuela Dominical escribe: “Ha sido muy práctico y provechoso asignar material para leer fuera de clase sobre el cual se habla brevemente al comienzo de la clase. Hemos estudiado todo el Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy de esta manera. Este tipo de estudio es breve pero continuo. Han resultado muchas solicitudes de afiliación a La Iglesia Madre por esta creciente familiaridad con el Manual y gratitud por él.

En otras ocasiones, un buen estudio para hacer en casa surge de manera natural de la discusión en clase como un medio de ayudar a los alumnos a continuar explorando por sí solos algunos de los conceptos sobre los cuales se acaba de hablar.

“Un domingo estábamos hablando sobre gratitud”, recuerda un maestro de la Escuela Dominical de alumnos de cinco a seis años de edad. “Mas, para mi sorpresa, la mayoría de los niños no podía pensar en algo por lo cual estar agradecidos. Les llevó casi toda la hora de clase para que realmente empezaran a ver que tenían toda clase de cosas por las cuales estar agradecidos — por todo, desde los árboles y flores y pájaros hasta Dios y Su infalible amor por nosotros. Después, para enseñarles cómo la gratitud nos ayuda a curar, les mencioné un artículo escrito por un niño de ocho años de edad, que apareció en el Christian Science Sentinel del 9 de junio de 1973. Este niño aprendió que si uno se siente enfermo o gruñón o desanimado, puede uno sanar haciendo una escalera de bendiciones. Cada cosa por la cual uno se sentía agradecido se convertía en un peldaño de la escalera. Cuanto más alta era la escalera y cuanto más agradecido se sentía uno, tanto más pronto se sentía uno feliz y bien otra vez. De repente se me ocurrió preguntarles a los niños si les gustaría hacer escaleras de bendiciones en sus casas, para que también a ellos se les quitara el desaliento. Dijeron que las harían y les expliqué el proyecto a sus padres y les pedí su ayuda.

“Pues bien, el próximo domingo sólo una niñita se acordó de traer su escalera para mostrársela a la clase. Pero a la siguiente semana dos niños más trajeron sus escaleras; la tercera semana, dos niños más (incluyendo una escalera de cuatro páginas de alto); y la cuarta semana, un visitante que había estado en la clase el primer domingo, vino corriendo a la clase agitando su escalera de bendiciones. Todos los niños parecían muy felices con su trabajo y pensé que no sólo los ayudaba a pensar un poco más en el valor de la gratitud, sino que también les daba una oportunidad real de sentirse agradecidos, lo cual, por empezar, era el propósito total de la lección”.

Por otra parte, un estudio para hacer en casa puede servir para que un maestro se mantenga en contacto con sus alumnos, principalmente con aquellos que no asisten regularmente.

Un maestro de una Escuela Dominical del estado de Connecticut informa: “Tenía un niñito en mi clase que había estado ausente por largo tiempo. Repetidas veces me venía el pensamiento de mandarle su tarea por correo, pero rechazaba la idea pensando que era muy pequeño para preocuparse en hacerla. La Verdad, sin embargo, es muy poderosa, y se me ocurrió no sólo enviársela, sino también llamarlo por teléfono. El domingo siguiente vino su madre y me pidió la tarea para la semana siguiente. Me dijo la madre que el niño estaba encantado por mi llamada telefónica y todavía más contento por haber recibido la tarea por correo. Le pidió a su madre que lo ayudara a estudiar la tarea de inmediato. Me hizo presente su gran agradecimiento por esto pues ella misma había dejado de leer la Lección-Sermón, y la tarea había despertado su interés en hacer la lección nuevamente. La semana siguiente el niño volvió a clase”.

Existen muchas razones para dar una tarea inspirada para hacer en casa, tales como...

— enseñar a los alumnos cómo usar algunas de las herramientas para el estudio, especialmente las concordancias, los comentarios sobre la Biblia, y artículos pertinentes en las publicaciones de la Ciencia Cristiana.

— desarrollar la comprensión de los alumnos en la historia y la cultura de Biblia.

— satisfacer una necesidad especial de la clase (es decir, una necesidad de saber cómo hacer amigos, hacer frente a rupturas de relaciones familiares, resistir presión por parte de compañeros para probar drogas, y así por el estilo).

También es importante dedicar un poco de tiempo al comienzo de la clase para discutir con los alumnos lo que aprendieron con su estudio y, si es posible, relacionarlo con lo que usted va a discutir esa semana, o relacionarlo con lo que se abarcó la semana anterior.

Cuándo: Éste también es un asunto de demostración individual. En algunos casos un maestro puede ser que dé tareas regulares cada semana durante un período determinado. En otros casos puede que lo haga ocasionalmente, y muchas veces ni una sola vez. La oración nos ayudará a saber cuándo. Cualquiera que sea lo que Dios nos impulse a hacer, inevitablemente bendice al alumno, al maestro y, como hemos visto, incluso a los padres también.

Una maestro de una Escuela Dominical en el estado de Michigan nos dice del bien que se produjo al dar a su clase de chicas de catorce a dieciséis años una tarea designada a durar tanto como la clase quisiera trabajar en ella. “Fue un pensamiento angelical que me dijo que le obsequiara a cada niña una edición en rústica de Ciencia y Salud; un pensamiento que desde entonces ha dado mucho fruto. Les expliqué a las niñas que no tenía yo la intención de darles tareas especiales, pero que quizás a ellas les gustaría subrayar pasajes que les llamaran la atención, que marcaran con un círculo las palabras importantes, y que se fijaran en especial en encabezamientos marginales. Yo quería que el estudio se desarrollara suavemente, en sus hogares, en su tiempo libre.

“Cada chica ha expresado desde entonces su gratitud por este estudio adicional. Una de ellas lee su libro de texto todas las noches antes de acostarse y está durmiendo mejor. También lo lleva cuando la llaman a cuidar niños en la ausencia de los padres. La madre de esta niña me dijo que el genio de la chica ha mejorado mucho y que está mucho más feliz estos días. Otra chica dio testimonio de la curación de un tobillo dislocado. Abrió su libro de texto y empezó a leer algunos de los pasajes que había subrayado. En poco tiempo la curación fue completa”.

Cómo: Muchos maestros envían por correo una nota afectuosa y amistosa a cada alumno explicándole la tarea. Agregan un toque individual a cada carta usando un papel de colorido o pegando estampas de cosas por las cuales se interesan los alumnos. A los niños más pequeños les agrada recibir esta clase de correo. O, en algunos casos, una llamada telefónica personal puede ser lo mejor.

Otra punto a considerar bajo “cómo”, es la extensión de la tarea.

Un maestro de Escuela Dominical hace esta importante observación: “Me he dado cuenta de que tareas muy largas o complicadas impiden la asistencia regular”. Podría ser mejor, por ejemplo, crear una tarea acerca de uno o dos puntos de la Lección-Sermón que fueran de interés especial para la clase, y no tratar que los alumnos estudien la lección completa. Una manera de hacerlo e inspirar al mismo tiempo a los alumnos para que vean el alcance infinito de ideas que hay en una lección es enviándoles un juego de preguntas llamativas sobre las seis secciones, pero al mismo tiempo sugiriéndoles que trabajen sólo en una o dos preguntas que les interesen en particular. Una vez que empiecen a ver, aunque sea en un solo ejemplo, que la lección cobra vida, estarán más interesados en proseguir con el resto de la lección por sí solos y tal vez en trabajar con algunas de las otras preguntas.

Qué clase: Existen muchas formas diferentes en que puede presentarse una tarea, esto depende de la edad del alumno y de lo que le interesa a cada clase. Las tareas pueden desarrollarse acerca de artículos en las publicaciones periódicas o de libros y material de referencia en las bibliotecas circulantes de la Escuela Dominical y Sala de Lectura. O una sola pregunta que invite a la reflexión puede despertar el interés en estudiar una historia de la Biblia en particular, una cita de Ciencia y Salud, o una sección de la lección. A muchos niños les gustan las tareas en las cuales pueden reconstruir los viajes de los personajes de la Biblia sobre un mapa, y proyectos en los que pueden llenar los espacios vacíos o escoger las respuestas correspondientes a unas preguntas. Hasta a los alumnos de las clases más jóvenes les agrada a menudo hacer trabajos en casa. Además del tipo de tareas ya mencionadas, he aquí algunas más:

Una maestra de Escuela Dominical encontró que a su clase de niños que aún no sabían leer, les gustaban más las historias de la Biblia cuando ellos tomaban parte al relatarlas. De manera que cada semana le daba para estudiar a cada niño varios versículos de la Biblia relacionados con la historia para que la leyeran y meditaran acerca de ella con la ayuda de sus padres. Entonces el domingo cada niño tenía una oportunidad de relatar la parte de la historia que le correspondía. Como resultado, los niños parecían recordar las historias mejor y estaban más dispuestos a hablar sobre ellas en detalle.

A otro maestro de Escuela Dominical se le ocurrió una idea para una clase más avanzada que podía adaptarse a una clase intermedia. Cada semana les pedía a sus alumnos que le enviaran preguntas sobre las que quisieran hablar. Entonces escogía una de estas preguntas como base para una tarea que serviría como punto de partida para discutir en clase esa semana.

Otro ejemplo interesante viene de un maestro de Escuela Dominical en el estado de Colorado. Fue una idea de la clase misma y nació de una tarea que el maestro les había dado previamente a estos niños de doce años.

Habían estado aprendiendo los nombres de los libros de la Biblia por orden sucesivo (cinco cada semana), y el maestro hizo resúmenes cortos de cada libro para enviárselos a los niños y ayudarlos a familiarizarse más con la Biblia. Después que terminaron este proyecto, la clase decidió, por sí sola, que querían hacer lo mismo con Ciencia y Salud, pero esta vez ellos se ofrecieron a escribir un breve resumen de cada capítulo. Cada estudiante hizo cierto número de capítulos y le asignaron dos al maestro. Más tarde compartieron sus resúmenes unos con otros. ¿Qué ganaron con su estudio? He aquí algunos de sus comentarios:

“Aprendí a comprender a la Sra. Eddy mejor y a amarla más”.

“Ciencia y Salud por cierto enseña cuán bien la Sra. Eddy obedeció los Mandamientos y las Bienaventuranzas”.

“Aprendí a no depender tanto de los demás. Aprendí que yo podía hacer mis propias demostraciones”.

El dar tareas inspiradas es algo que todo maestro de Escuela Dominical puede hacer. Debido a que la Mente, Dios, es la impulsora de todo medio y arbitrio inteligente, todos nosotros tenemos pleno acceso a cualquier idea que necesitemos. El Amor nos enseña a poner estas ideas en acción y a cómo usarlas como medios de enriquecer y aumentar la comprensión de los alumnos sobre las “primeras lecciones” designadas por el Manual y sobre la Lección-Sermón. Entonces podemos esperar que lo que nace de la inspiración tenga resultados inspiradores.

Nota: Si tiene usted una tarea interesante para compartir o si pone en práctica alguna tarea como resultado de haber leído este artículo y deseara relatarnos su experiencia, le rogamos escribir sobre su experiencia a la Sección Escuela Dominical, Departamento de Filiales y Practicistas.

[Esta columna se publicará trimestralmente bajo el nuevo titulo “Escuela Dominical” para indicar que se abarcará un tema más extenso.]

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