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Espiritualizando el pensamiento mediante la afirmación de la unidad del hombre con Dios

Del número de septiembre de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Qué significa exactamente estar unido a Dios? Tal vez uno se pregunte: “Si no puedo tan siquiera estar cerca de Dios, ¿cómo podría estar unido a Él? ¿Puede mi pensamiento ser lo suficientemente espiritual como para que yo experimente tal unidad?”

Hace miles de años los hombres percibieron algo de la unidad del hombre con Dios y tan genuina fue tal percepción que demostró un efecto práctico en sus vidas. La experiencia de Jacob, tal como se narra en la Biblia, indica cómo se le reveló esta unidad mediante la oración, y cómo fue protegido.

Jacob iba de regreso a su propio país del cual había huido por haber procedido con improbidad con su gente. En el camino de regreso, junto con su propia y joven familia, supo que su hermano Esaú venía a su encuentro con cuatrocientos hombres con intenciones de venganza. Jacob oró toda la noche. A la mañana siguiente su encuentro con Esaú no fue un enfrentamiento de venganza sino una reunión afectuosa y fraternal, y Jacob le dijo a Esaú: “He visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios, pues que con tanto favor me has recibido”. Gén. 33:10;

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