Dios nunca está sin empleo. Está ocupado en sostener la perfección y el orden del hombre y el universo. Este hecho espiritual tiene para nosotros consecuencias prácticas. Jamás estamos sin trabajo si comprendemos que el hombre es la idea de Dios; estamos empleados en ser el reflejo constante de Dios. Al identificarnos con Dios como Su idea, obtenemos un mejor concepto de nuestra verdadera ocupación. Y podemos encontrar el empleo que necesitamos. Esto está asegurado bajo la ley de Dios.
Aun cuando sea útil consultar avisos o agencias de empleo, la comprensión espiritual nos muestra el camino a seguir para conseguir un empleo más elevado y más provechoso que cualquier actividad humana remunerada mediante un salario o sueldo — al mismo tiempo es justo esperar que esta comprensión nos guiará al trabajo que necesitamos.
¿Cómo encontrar este empleo apropiado? Reconociendo la verdad espiritual del lugar que le pertenece al hombre y negando la creencia en un mal empleo o la falta de éste. Porque Dios está en todas partes, nosotros estamos ahora mismo exactamente donde debemos estar — con Dios. El hombre no ha estado nunca en ningún lugar que no haya sido su correcto y único lugar: en la Mente, Dios.
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