El mensaje de Pascua de Resurrección es uno de Vida eterna. También es uno de Amor activo. A través de todo el mundo, en la mañana de esta Pascua, los cristianos rinden tributo a la victoriosa resurrección de Cristo Jesús. Este gran triunfo terrenal del Maestro esclarece la eternidad de la Vida, Dios, y la existencia ininterrumpida del hombre a Su semejanza. Mas aún, indica el gran amor de Jesús hacia Dios y los hombres; este amor lo impulsó a aceptar la experiencia de la cruz y lo sacó de la tumba.
Un amor como el de Jesús no ha sido jamás igualado por nadie ni antes ni después. Declaró y probó todos los hombres: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”.Juan 15:13; Jesús pudo haber evitado la crucifixión si hubiera pensado únicamente en sí mismo. Pero su devoción al bien, Dios, y al hombre, lo inspiró hasta permitir que sus enemigos intentaran destruir su sentido humano de vida. De esta manera pudo revelar al mundo y a aquellos que lo rodeaban que la Vida divina es absolutamente indestructible, la que el hombre refleja por ser la semejanza perfecta de Dios.
Jesús nunca dejó de amar. Y nunca dejó de vivir. Su forma humana aparentemente inerte fue sacada de la cruz y depositada en un sepulcro. Mas él estaba tan espiritualmente consciente de la Vida inmortal y del Amor viviente que luego de tres días salió de la tumba. Probó que la Vida es inmortal y que el Amor es supremo. Ni piedra, ni obstruccionismo odioso, ni creencia limitada en una existencia arraigada en la materia pudo impedir que viviera y amara.
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