Nunca me había parecido deseable el jubilarme. Por más de cuarenta años mi exigente y recompensadora manera de vivir había sido enseñar a niños pequeños en escuelas públicas.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!