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[Original en español]

La Biblia dice (Lucas 17:5, 6): “Dijeron los...

Del número de marzo de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Biblia dice (Lucas 17:5, 6): “Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe”, y también da la respuesta de Cristo Jesús: “Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podrías decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería”.

En el año 1970 tomé instrucción primaria en clase y a través de la misma tuve una “nueva-vieja” experiencia. Mientras me preparaba para trasladarme de Montevideo a Buenos Aires donde tomaría la clase, amanecí con un oído en evidente mal estado, muy inflamado y supurando. Aunque no tenía dolor, me encontraba sumamente molesta y desilusionada. Pero luego, pensando desde la base de la Ciencia Cristiana, declaré que esto no podía ser. Sabiendo que el hombre es siempre armonioso y está hecho a la imagen de nuestro Padre-Madre Dios, me di cuenta de que lo que estaba viendo y experimentando no era verdad; era una falsa situación.

En Ciencia y Salud, la Sra. Eddy dice (pág. 450): “El Científico Cristiano se ha alistado para aminorar el mal, la enfermedad y la muerte; y los vencerá comprendiendo su irrealidad y la totalidad de Dios, el bien". Ahora bien, sabiendo todo esto pude ver que la apariencia de incapacidad física no tenía realidad. Esto fue así para mí, pero no para mis hijos mayores. Ellos no querían que me embarcara, pero les contesté que vivía en el Espíritu, no en la materia, y que nada podía interferir entre la clase y yo, pues estaba a los pies de Cristo para aprender más acerca de la maravillosa Verdad.

Me sentía como una novia, radiante de Amor y Verdad. Ocurrió que en el ómnibus que me llevaría al puerto me encontré con una señora que se enojó porque quería mi asiento. Entonces sonreí y me puse a orar y a leer de Ciencia y Salud. No cerré el libro hasta que el ómnibus, después de devorar kilómetros, estacionó en una parada de costumbre para que tuviéramos la oportunidad de tomar algún refrigerio. Fue en ese momento que la convidé con unos caramelos que traía conmigo. Con una amplia sonrisa tomó uno y me dijo: “Usted debe de ser un apóstol por la manera de actuar. La he observado leyendo con mucha tranquilidad, ¿podría decirme de qué se trata?” Lo hice con mucho gusto. Me dijo que iría a los cultos. Quedó muy impresionada ante la serenidad que proporcionaba la lectura de Ciencia y Salud, y además gané una amiga y una gran compañera de viaje, pues fuimos juntas también en el barco.

Cuando desembarqué en Argentina había pasado toda sensación de malestar. Estaba libre de toda atadura humana. Sólo el Amor estaba allí presente.

Deseo expresar mi gratitud por tener la oportunidad de ayudar a todos aquellos que quieren saber más acerca de Dios y de ellos mismos como Sus hijos. Mi hija tomó instrucción primaria en clase al año siguiente.


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