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Cómo estudio la Lección-Sermón

Se pidió a varios activos trabajadores Científicos Cristianos que nos escribieran, diciéndonos cómo estudian la Lección-Sermón semanal del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. A continuación incluimos extractos de algunas de sus cartas.

Cómo estudio la Lección-Sermón

Del número de marzo de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando comencé a enseñar en la Escuela Dominical, quería inspirar en mis alumnos el deseo de estudiar la Lección-Sermón. Pronto me di cuenta de que sólo a medida que la lección se convertía en algo vitalmente práctico en lo que concierne a mi propia vida entonces podía persuadir a mis alumnos a que descubrieran la utilidad de la lección para ellos mismos.

Cuando estudio, escucho y tomo el tiempo necesario para pausar y meditar sobre el significado de alguna palabra o frase, particularmente en lo que atañe a asuntos importantes para mí. Convierto ciertas declaraciones en cada lección en afirmaciones o negaciones que se relacionan con las necesidades de curación, regeneración o comprensión espiritual, tanto mías como las de mis alumnos.

El verdadero progreso espiritual es expansivo, de manera que estas necesidades que ahora menciono se relacionan tanto con los intereses o problemas públicos como con las cuestiones más íntimas y subjetivas. Como maestra de la Escuela Dominical, tengo muy presente los intereses y problemas de mis alumnos. Hacia el fin de semana estos factores cobran aún más importancia a medida que medito sobre la lección.

El lunes generalmente leo de corrido la lección, alerta para captar las ideas sobresalientes. El martes y el miércoles hago un resumen de la lección en mi propia forma de taquigrafía en ambas carillas de dos hojas de papel de unos 13 x 18 cms. Este procedimiento agudiza mi conocimiento de las ideas presentadas. El poco espacio disponible en esas hojas requiere una selección precisa de las verdades más esenciales. También el resumen me proporciona un mejor detalle de la lección, y a la mano, cuando quiero referirme a algún punto en el curso de la discusión en la Escuela Dominical. Entre el jueves y el domingo por la mañana, además de leer la lección, medito sobre el resumen subrayando las ideas que cobran mayor significado.

Voy a la Escuela Dominical bien preparada, sin embargo, voy con el entendimiento de que es posible que ninguno de estos puntos tan cuidadosamente desarrollados sea tratado si la discusión de ese domingo es desviada hacia otras direcciones por los mismos alumnos. ¿Querrá decir esto que todos mis esfuerzos fueron en vano? ¡Ni qué pensarlo! Lo que me ha proporcionado este estudio individual ha aumentado mi sentido del valor de la lección hasta el grado en que conozco y amo íntimamente cada punto.

Antes de estudiar la Lección-Sermón, encuentro de gran ayuda darme un buen tratamiento según la Ciencia Cristiana, el cual incluye primeramente glorificar a Dios y luego al hombre hecho a Su semejanza, y luego saber humildemente que yo soy ese hombre. En la medida en que realmente hago esto encuentro que mis ojos, mi discernimiento espiritual, se abren a las verdades que la Lección- Sermón contiene, por ende, mi vida humana es bendecida.

Variar nuestra actitud hacia la lección puede ayudar a la corriente de la inspiración. Una vez que he marcado las citaciones para la siguiente lección, a veces comienzo por leer la última citación tanto de la Biblia como de Ciencia y Salud. Muchas veces esto me proporciona un panorama valioso de la cumbre de esta lección y eleva mi gozo de escalarla.

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