La curación que probablemente ha sido la más importante para mí, ocurrió justo antes de Navidad, hace algunos años. He sido Científico Cristiano toda mi vida, y ésta fue la curación en la que tuve menos ayuda de los demás. Realmente me probó que quienquiera que trabaje con suficiente tesón y confíe en Dios, puede experimentar una curación por medio de la Ciencia Cristiana.
Formaba parte del equipo de rugby de principiantes en nuestro liceo, y en una práctica cercana al fin de temporada, me di un golpe muy fuerte en el pulgar de la mano derecha. Al tratar de detener a un jugador, golpeé accidentalmente el casco de otro con mi mano. El pulgar me dolía, y cada vez que lo empleaba en el juego me dolía más. Durante el resto de la práctica declaré constantemente que mi fuerza provenía de Dios, pero sin mucho resultado.
Mi dedo estaba hinchado y si lo tocaba me dolía; pero no oré especialmente al respecto. Simplemente lo dejé de lado porque pensé que finalmente el dedo mejoraría por sí solo. Después de un par de días, mi entrenador me llevó a que me entablillaran y vendaran la mano.
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