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Cómo estudio la Lección-Sermón

Se pidió a varios activos Científicos Cristianos que nos escribieran, diciéndonos cómo estudian la Lección-Sermón semanal del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. A continuación incluimos extractos de algunas de sus cartas.

Cómo estudio la Lección-Sermón

Del número de mayo de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En la tarde del domingo que precede a la próxima Lección-Sermón, me permito el privilegio de tener una cita con nuestra Guía, la Sra. Eddy, por medio de la Lección-Sermón. Marco los libros a medida que voy leyendo las referencias correspondientes. Lo hago lentamente con una sensación de feliz sosiego, pues soy la invitada de Dios a un banquete espiritual.

Utilizando el tamaño grande del Trimestral, hago gran cantidad de anotaciones, haciendo un resumen de cada sección después que la concluyo. Empezando con el Texto Áureo, busco cuidadosamente lo que puede parecerme el modelo o tema principal. Cuando encuentro uno, ¡el descubrimiento es regocijante! Siento como si tuviese la pelota y corriera hacia la meta de mayor comprensión espiritual. El discernir el propósito del mensaje de la semana, me coloca en la compañía de los elegidos: miles de nosotros — aquí, allí, en todas partes — trabajando y orando con unidad y energía y con directivas específicas.

Puesto que “la inspiración restituye la vestimenta entera de la justicia de Cristo” (Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, pág. 242), considero la Lección-Sermón no como un deber, sino como una delicia. Me resisto a caer en el error de verla como una mera lectura maquinal.

Después de haber asimilado cabalmente el total y los múltiples detalles de la lección el domingo por la tarde, el lunes trabajo con el Apéndice B de las Concordancias de las obras de la Sra. Eddy que no sean Ciencia y Salud. En una hoja aparte apunto e investigo las referencias de las citas bíblicas. ¡Qué riqueza! Tan profundo estudio no sólo me alimenta a mí (y a mis pacientes), sino que progresivamente profundiza, ilumina y amplía mi aprecio por la inconmensurable magnitud de las obras de nuestra Guía.

A medida que pasa la semana, dejo que la inspiración dirija mi estudio diario: a veces leo la lección entera sin parar y en voz alta para que el mundo la escuche y le preste atención; otras, la estudio usando un comentario bíblico; y a veces leo las citas bíblicas de una traducción moderna de la Biblia.

Otro método que empleo ocasionalmente es el de hacerme preguntas respecto a cada cita. Esto es una excelente disciplina en precisión ya que me obliga a escudriñar en cada frase lo que exactamente es su significado. Esto también es una gran ayuda para la enseñanza en la Escuela Dominical.

El estudio de la Lección-Sermón es mi gran aventura diaria. A medida que la leo, busco las verdades absolutas — verdades espirituales —¿qué enseña la Ciencia Cristiana acerca de este tema? Hago un esfuerzo consciente por comprender estas verdades y en esta forma conocer la verdad y, por consiguiente, hacerla la substancia de mi ser.

Entonces busco las exigencias o llamadas a acción. Busco la instrucción, admonición y guía para vencer el error que la mente mortal asocia con el tema, y aplico a mis actividades lo que descubro. Busco las cualidades de Dios, y trato de expresarlas más consistentemente, sopesando frecuentemente mis actos. Esto me mantiene humilde y me hace sentir gran respeto por la bondad y el amor de Dios. Manteniendo esto en mi pensamiento mientras cumplo con mis deberes diarios me ayuda a conservar una actitud afectuosa y sanadora, y a estar menos atada y menos convencida por las exigencias de los sentidos materiales.

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