Durante más de cuarenta años he tenido un récord casi ininterrumpido de salud excelente, lo que atribuyo a mi estudio de la Ciencia Cristiana. Pero en una época padecí de una afección del aparato digestivo, afección que no cedió rápidamente a mis oraciones en la Ciencia Cristiana. Finalmente comprendí que no estaba haciendo otra cosa que manteniéndome libre de la molestia, y me di cuenta de que necesitaba hacer un mayor esfuerzo para vencer toda esta creencia errónea.
Llegado a este punto, cuando la condición empeoró, tuve que regresar a casa una mañana e irme a mi dormitorio. Mientras permanecía acostada en un estado semiconsciente, sentí como si todo mi aparato digestivo hubiera dejado de funcionar y tuve la sensación de estar como suspendida, sin apoyo ninguno, en un pozo obscuro y profundo.
Pero en mi casa contaba con alguien que fue una ayuda muy pronta y que venía a alentarme y sostenerme con declaraciones de verdad tomadas de la Biblia y de las obras de la Sra. Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana. Después de cada visita yo experimentaba algo que nunca olvidaré y que considero como mi demostración individual del Cristo salvador.
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