Algunas veces, después de haber visto la evidencia material de alguna enfermedad, crimen o accidente, un cuadro perturbador parece alojarse en nuestro pensamiento. Es posible que nos sintamos atraídos a mirar el cuadro y dejarnos obsesionar por él. La comprensión en la Ciencia Cristiana tanto de la consciencia real como de la naturaleza engañosa de los sentidos físicos puede ayudarnos a liberarnos de las escenas mentales que se nos adhieren como si fueran lapas.
Si bien parece que una realidad externa ha penetrado el pensamiento a través de los sentidos y se ha delineado en él (como un paisaje que se graba en una película a través de la lente de una cámara), la disonancia imaginada que persiste en nuestro pensamiento no es sino una imagen mental desde el comienzo.
Permitir que una imagen mental errónea nos obsesione es, en realidad, romper el segundo mandamiento que declara que no debiéramos honrar ninguna imagen. Podemos despojarnos de imágenes perturbadoras, que parecen estar grabadas en nuestro pensamiento, al comprender que la verdadera consciencia incluye ideas espirituales en lugar de cuadros materiales.
La curación en la Ciencia Cristiana no es una cuestión de reemplazar mentalmente un cuadro material discordante por uno armonioso. Involucra vencer y no concederles realidad a las impresiones discordantes de los sentidos. Se trata de relegar estas impresiones al reino de la creencia. La Sra. Eddy nos dice: “Las creaciones toscas del pensamiento mortal tienen que ceder finalmente a las gloriosas formas que a veces vemos en la cámara obscura de la Mente divina, cuando el cuadro mental es espiritual y eterno. Los mortales tienen que mirar más allá de las formas finitas y perecederas, si quieren obtener el concepto verdadero de las cosas”.Ciencia y Salud, pág. 264;
La obsesión es una abstracción contranatural en alguna cosa en particular, una abstracción la cual parece extremadamente difícil de abandonar — pero muy bien puede abandonarse mediante la Ciencia Cristiana. La tendencia del pensamiento mortal a concentrarse en cosas negativas y obscurecer la realidad espiritual tiene una verdad opuesta en la Verdad divina. Ciencia y Salud explica: “Los rayos de la Verdad infinita, cuando se concentran en el foco de ideas, traen la luz instantáneamente, mientras que mil años de doctrinas humanas, hipótesis y vagas conjeturas no emiten tal fulgor”.ibid., pág. 504 ;
Tratar científicamente con las pretensiones de la obsesión mortal, generalmente ayuda mucho a la curación. Los que sufren, frecuentemente parecen manifestar una obsesión con su dificultad de tal manera que ésta ocupa más su atención que la verdad del ser que, si fuera aceptada, los liberaría de la molestia. Mas la consciencia divina, la única consciencia verdadera que existe, no se obsesiona. Al percatarnos de esto nos inmunizamos contra las imposiciones de los cuadros materiales.
Una diferencia entre la Ciencia Cristiana y la psicología o la psiquiatría es que éstas tratan la obsesión como un estado verdadero de una consciencia mortal verdadera. La Ciencia Cristiana, por el contrario, clasifica la obsesión mortal como un estado inexistente porque es desechado por la singularidad y la omnipresencia de la consciencia divina. El tratamiento en la Ciencia Cristiana no incluye el análisis psicológico, pero es, en cierto sentido, el proceso de clasificar los pensamientos y de aceptarlos o desecharlos según su origen. Los negativos pensamientos materiales aparentemente derivan de la mente mortal, la creencia en una consciencia que se resiste agresivamente y que se opone a Dios. Los pensamientos verdaderos son aquellos que ejemplifican la bondad y la armonía eterna de la Verdad divina.
Mientras que la consciencia divina abarca el verdadero sentido, — es decir, la consciencia no material de la presencia del Alma — la consciencia mortal, al parecer, abarca una serie casi infinita de cuadros materiales. La consciencia mortal imagina las cosas materialmente; la consciencia espiritual las ve espiritualmente.
Al comprender la verdadera consciencia como la actividad de la única Mente, podemos echar de la tierra del pensamiento humano los cuadros enemigos que tienden a captar y ocupar nuestra atención y aprisionarnos en la obsesión mortal. Mediante el Cristo, la verdad liberadora de la Mente y su idea, podemos hacer posible (con resultados sanadores), aquello que está expuesto en la Biblia: “Echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos; y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad”. Núm. 33:52, 53.
Mediante la comprensión de la Ciencia Cristiana vemos que podemos gobernar nuestro pensamiento. Podemos impedirle la entrada a cualquier cosa que nos inquiete o perturbe con cuadros irreales. Podemos deshacernos del resentimiento y las heridas a nuestro amor propio que parezcan perpetuarse en un cuadro persistente de algún desacuerdo con algún colega o familiar. Podemos vencer el miedo a una enfermedad, cuyo cuadro intente grabar en nuestro pensamiento el sentido mortal. Aceptar continuamente y sin ninguna resistencia una obsesión de algún cuadro de error material es exponernos a la creencia de que tal condición o incidente pueda reproducirse en nuestra experiencia futura. Mas la Mente divina y su actividad o consciencia, que constituye la tierra de la realidad divina, jamás puede ser invadida por un enemigo. Aplique esta verdad a obsesiones perturbadoras. Verá que da resultado, ya que se liberará de ellas.