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Oyendo la Palabra en nuestra propia lengua

Del número de mayo de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En el Día de Pentecostés, cuando los discípulos estaban reunidos en Jerusalén, fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas. El efecto que tuvo su iluminación espiritual sobre aquellas personas de diferentes nacionalidades que estaban presentes, se describe de este modo: “Se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua”. Hechos 2:6;

Cada uno de ellos oyó la Palabra de Dios en su propia lengua, según la manera en que individualmente estaba preparado para comprenderla. La Palabra fue eficazmente comunicada a cada oyente de acuerdo con sus propias necesidades.

Es de gran ayuda meditar sobre el significado de la experiencia de Pentecostés en relación con los servicios de la iglesia de la Ciencia Cristiana hoy en día. ¿Acaso no deseamos que cada miembro de la congregación pueda oír la Palabra inspirada en su propia lengua? En otras palabras, deseamos que cada oyente pueda darse cuenta de que las verdades espirituales pronunciadas durante el servicio están dirigidas directamente a sus necesidades, sean de curación, consuelo, guía o de una sensación de paz.

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