Mis años de estudio de Ciencia Cristiana me han enseñado a amar a Dios sobre todas las cosas y a mi prójimo como a mí mismo. Agradezco de que gracias a estos conocimientos he sido liberado de muchos males.
Mi primera demostración del poder sanador de Dios fue con la ayuda de una estudiante de Ciencia Cristiana. Fui liberado de la necesidad de que se me hiciera una operación urgente de hernia. Con la ayuda de una practicista fui sanado también de tos crónica; también de los efectos de un accidente de trabajo donde sufrí una caída de cuatro metros de altura.
Fui levantado en estado inconsciente, y cuando volví en sí, pedí que no me fuera dada ninguna ayuda material. Fui llevado a mi casa en estado lastimoso. A los pocos días pude retornar al trabajo con gran asombro de mis patrones y compañeros que no comprendían cómo había podido sanar en tan poco tiempo.
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