A menudo, quienes empiezan a estudiar Ciencia Cristiana y, a veces, quienes ya hace tiempo que estudian esta Ciencia, se preguntan: “¿Es justo pagar por la oración?”, y “¿Qué hacer si el paciente es demasiado pobre para pagar?”
Tales preguntas se hacen especialmente en regiones en que las costumbres religiosas tradicionales exigen sólo un papel pasivo de parte de la persona — donde la obra religiosa, incluyendo la oración, se hace principalmente por devotos seguidores que son sostenidos por templos, santuarios, o por fondos de iglesias, o imposición de contribuciones.
La respuesta a estas preguntas necesita que se considere desde el punto de vista práctico como espiritual.
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