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A mediados de 1972, dejé mi empleo después...

Del número de agosto de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


A mediados de 1972, dejé mi empleo después de catorce años porque me pareció que progresaría al tomar otro. El período que transcurrió entre esta decisión y la maravillosa solución del problema de empleo, fue de más de un año, pero esto me probó de una manera que nunca olvidaré, que “la dádiva del hombre le ensancha el camino y le lleva delante de los grandes”, como se expone en Proverbios (18:16).

Ésta fue una época de pruebas y aflicciones. Muchos de nosotros frecuentemente hemos leído en Ciencia y Salud por la Sra. Eddy estas inspiradas palabras: “Las pruebas enseñan a los mortales que no deben apoyarse en báculo material, — caña cascada que traspasa el corazón” y “Las pruebas son señales del cuidado de Dios” (pág. 66). Tuve que aprender realmente a aplicar la primera declaración antes de que pudiera probar la verdad de la segunda.

Cuando por primera vez pensé en dejar mi empleo anterior, decidí que la mejor manera de conseguir otro empleo era por medio de buenos contactos y enviando resúmenes de mi experiencia anterior, y sabiendo al mismo tiempo que Dios me guiaría eventualmente a una situación armoniosa. Sin embargo, cometí la equivocación de anteponer mi búsqueda de empleo al estudio apropiado de la Ciencia Cristiana. La resolución de buscar otro empleo se convirtió en una fuerte obsesión y pasó a ser parte de mi diario vivir. No pasó un solo día sin que diera un paso humano que, según mi parecer, me llevaría a un empleo.

El temor me acometió, no sólo desde el comienzo (a pesar de que creía firmemente que el dejar mi empleo anterior había sido una directiva de Dios) sino también durante varias etapas de mi búsqueda. Enfrenté la ira, la frustración y la depresión. El error estaba de fiesta, pero yo estaba muy ensimismado en el afán de los acontecimientos que ni siquiera me daba cuenta de ello.

Finalmente, cuando llegué “al fondo”, una practicista de la Ciencia Cristiana me sacó afuera, y desde entonces todo empezó a cambiar. Mi curación realmente empezó en ese momento — más de un año desde que había comenzado mi búsqueda por un nuevo empleo.

Hasta llegué a dudar de si en realidad la Ciencia Cristiana podía responder a mi necesidad. Había tenido curaciones y muchas pruebas maravillosas del cuidado de Dios, pero en este caso todavía tenía que aprender una lección. Un día, durante una extensa conversación con mi esposa sobre estos temores, ella me señaló claramente que yo, el amado hijo de Dios, Su perfecta imagen y semejanza, nunca podía estar desempleado más de lo que podía estar enfermo o estar en ninguna forma en desarmonía con mi Padre-Madre Dios. Me tomó todo el día sacar las telarañas del error que habían enmarañado de tal manera mi pensamiento, pero una vez que la luz de la Verdad fue aceptada en mi pensamiento, éste fue iluminándose más cada día.

Al fin, vi claramente que mi verdadero empleo era reflejar y expresar activamente a Dios, y Sus cualidades de inteligencia, sabiduría y gozo. Hasta ese momento había estado luchando con un concepto mortal de empleo. Cuando las verdades espirituales me fueron pacientemente reveladas, todo lo que había estudiado, aprendido y aplicado en la Ciencia sobre este problema fue enfocado claramente. Fui verdaderamente sanado en esa ocasión y los abrumantes temores desaparecieron.

Poco después de que pasara este punto culminante salí de vacaciones con mi familia y disfruté mucho. Al fin me sentí en paz después de haberme dado cuenta de que cada situación está siempre bajo el gobierno total de Dios. Dejé de leer los avisos clasificados y en su lugar estudié más profundamente la Biblia y las obras de la Sra. Eddy; me quité del camino y le di la bienvenida a Dios, el bien.

Poco después, mientras ayudaba a un compañero Científico Cristiano, él me dijo que había una posibilidad de que hubiera un empleo adecuado para mí en la empresa en la que él trabajaba.

La búsqueda terminó unas semanas después al unirme yo a su gran empresa en un cargo recién creado. La promesa de Proverbios se había realizado. Mi nuevo cargo es en todo aspecto un empleo mucho más ideal que el que hubiera sido provisto por planes humanos. La curación vino cuando recurrí completamente a Dios.

Mi gratitud por esto no tiene límites. Todos los días doy gracias por el bendito privilegio de haber tenido instrucción en clase hace unos pocos años, por ser miembro de una asociación de la Ciencia Cristiana, y por la creciente comprensión del cuidado amoroso que Dios tiene por Sus hijos.


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