En la vida de todo Científico Cristiano existe un libro de especial importancia. Fue publicado hace un siglo, en 1875, y todavía se continúa leyendo cuidadosa y afectuosamente. Es objeto de un profundo estudio diario. A pesar de que hacía falta hace mucho tiempo, apareció sólo cuando el pensamiento humano estuvo mejor preparado para recibirlo. Constituye la prueba del amor de Dios hacia Sus hijos. Es el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy.
Muchos están hoy en día familiarizados con este libro que ha cambiado sus vidas, en algunos casos, desde la primera vez que lo leyeron. Este libro les llegó a ellos de diversas maneras — a algunos como regalo de bodas, a otros como una expresión de amistad en un momento de urgente necesidad. Para algunos, quizás al principio fue objeto de mera curiosidad. Lo hallaron de diversas maneras, pero las bendiciones que les ha aportado a sus vidas son infinitas. Está cumpliendo para ellos lo asegurado por Cristo Jesús cuando dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Mateo 5:6;
¿Cómo puede bendecir un libro? Ciencia y Salud no sólo bendice, sino que es en sí una bendición. Revela los numerosos tesoros escondidos en la Biblia. La Sra. Eddy dice lo siguiente de sus obras sobre Ciencia Cristiana: “Yo era una escriba bajo órdenes”.Miscellaneous Writings, pág. 311; Este libro expone el significado espiritual de las numerosas historias que hay en la Biblia que podrían, de otro modo, ser interpretadas meramente como la historia de un pueblo. Mas en su significado espiritual, como se explica en Ciencia y Salud, la Biblia se convierte en una fuente de inspiración para todos ya que ven en sus páginas cómo Dios, el Espíritu divino, protege, defiende y guía a Sus hijos. Sobre todo, Ciencia y Salud nos enseña cuál es nuestra verdadera naturaleza — la naturaleza del hombre creado a la imagen y semejanza de Dios, el Ser perfecto, que crea sólo la perfección.
La Sra. Eddy percibió la importancia de estos dos libros y les dio el lugar especial que merecen ocupar en su Iglesia. Les designó, además, su misión. En el Manual de La Iglesia Madre declara: “Yo, Mary Baker Eddy, ordeno la Biblia y Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, Pastor de La Iglesia Madre, — La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, Mass., — y ellos continuarán predicando a esta Iglesia y al mundo”.Man., Art. XIV, Sec. 1.
Actualmente el mundo es bendecido por este importante libro, el valor del cual me induce a considerarlo como mi primer libro — no primero cronológicamente sino primero en el sentido de que ocupa, junto con la Biblia, el primer lugar en mi vida, y, sin duda, en la vida de muchos otros. Es nuestro guía en tiempos de triunfo, así como en tiempos de aparente derrota. La Biblia y Ciencia y Salud forman un todo inseparable. La clave de las Escrituras carecería de misión sin la Biblia, cuyo valor aumenta mediante Ciencia y Salud.
Fue su interés por las necesidades de todo el mundo y no sólo por las de su propia nación, lo que hizo a la Sra. Eddy autorizar la traducción de Ciencia y Salud.
Muchos de los que han recibido este libro en un momento de necesidad se han sentido agradecidos de que se expresa en más de un idioma. Mi primer ejemplar fue una edición en francés con el texto original en inglés en páginas opuestas. A pesar de que mis conocimientos del francés eran limitados y los del inglés casi nulos, fui sanada. El mensaje sanador del Cristo que impregnaba sus páginas rompió la barrera del idioma, y yo recibí la curación que tanto necesitaba.
Poco a poco fui aprendiendo, y al mismo tiempo comprendiendo, la inspirada Palabra de la Biblia que la Ciencia Cristiana ilumina, y que fue dando a mi experiencia un mayor significado. Pude apreciar los dones conferidos por Dios mediante los cuales la humanidad puede sentirse enriquecida espiritualmente.
Mediante el estudio de estos dos libros he experimentado muchas curaciones y bendiciones. Muchas limitaciones han sido vencidas. A pesar de hallarme en una situación de recursos humanos reducidos y posibilidades limitadas, se me presentaron muchas oportunidades que me capacitaron para emprender actividades que anteriormente habían parecido imposibles y conocer directamente personas y lugares que jamás soñé ver. Me siento agradecida de haber tenido la oportunidad de percibir que el mensaje sanador del Cristo ofrecido por estos libros está en este mismo momento circundando al mundo, bendiciendo tanto al rico como al pobre, a la gente de todas las razas y de las más variadas tradiciones y grados de educación. Estos libros no vacilan en hacer su entrada en palacios o en las más humildes viviendas. A la verdad que enseñan, no se le puede impedir que rompa cualquier barrera económica o ideológica. Une a todos en un sólo impulso — la gratitud por el Cristo, el cual es revelado mediante la Ciencia Cristiana.
Con gran gozo puedo decir que he hecho mías las palabras del Himno No. 64 del Himnario de la Ciencia Cristiana, pues describen la belleza de una vida que ya no se ve agobiada por el sentido material pero que se ha tornado hacia una manera de vida más elevada. La primera estrofa dice así:
De la materia al Alma es mi sendero,
de inquieta sombra a dulce claridad ;
y es tal la realidad que yo contemplo
que canto: “¡He hallado la Verdad!”