¿Puede existir una reunión ideal para hablar sobre diferentes asuntos en una iglesia? Tal vez no exista tal cosa más de lo que puede existir un ser humano perfecto. Pero de la misma forma en que nosotros, como humanos, mejoramos a medida que crecemos en la comprensión de que el hombre perfecto, por ser la imagen de Dios, es nuestra identidad verdadera, las reuniones de negocios de la iglesia mejoran como resultado de nuestra comprensión progresiva de que la Iglesia verdadera es la perfecta idea espiritual de la Verdad y el Amor. En la proporción en que los miembros reconocen y viven las realidades espirituales que se relacionan con la Iglesia, según se la concibe en la Ciencia Cristiana, las reuniones vienen a ser más sanadoras, más productivas y más eficaces.
Cristo Jesús les aseguró a sus discípulos: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8:32; Para tener mejores reuniones en la iglesia debemos estar vivamente conscientes de las verdades espirituales pertinentes. Esto nos libera de confusas y limitadoras falsedades acerca de esas verdades. La verdad es que lo único que está sucediendo allí, o en cualquier otra parte, y en cualquier momento, es la acción de las ideas dinámicas de la Mente. Estas ideas, aceptadas en el pensamiento de los miembros, se expresan a sí mismas de manera eficiente, fructífera y, — podríamos decir — práctica. Un grupo de personas que conducen los cultos de una iglesia y que promueven la tarea de hacer buenas obras en la comunidad constituyen un sentido humano de Iglesia. Mas para contribuir a defender nuestra iglesia contra la disensión, la confusión, la frustración, es necesario que fortalezcamos nuestra comprensión de Iglesia como la triunfante idea espiritual de Dios.
Por muy satisfactorias que puedan ser nuestras reuniones, deberíamos continuar mejorándolas. Apoyando sus formalidades y procedimientos está su propósito sumamente importante de vivificar la comprensión y la aceptación de la verdad acerca de Dios y del hombre de parte de la humanidad. Lo logramos aferrándonos a las verdades divinas que eclipsan los conceptos equivocados acerca de la Iglesia.
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