Al exaltar las virtudes de cierto producto, el locutor de la televisión declaró, de dientes afuera, que se podía confiar en el producto hecho por cierta empresa. Esta declaración, un tanto dudosa, me hizo pensar en el Principio, palabra que se usa en la Ciencia Cristiana como sinónimo de Dios. Pensé para mí mismo: “¡Se puede confiar siempre en el Principio!”
Cualquiera que sea la dificultad, es importante que nos demos cuenta de que siempre hay algo en qué apoyarnos cuando tenemos problemas, estamos confusos, o cuando sentimos que todo se viene abajo. El Principio divino, omnipotente y completamente bueno, siempre está a nuestro alcance, en todo momento.
Al comprender y probar que Dios es Principio, lo vemos a Él más y más como invariable, constante, justo, firme, exacto. Vemos a Dios como la Verdad pura, perfecta y siempre verídica. Reconocemos Su poder infinito, y con plena confianza ponemos todos nuestros asuntos bajo Su armonioso gobierno.
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