En un momento de mi vida al que hubiera sido difícil agregar una nueva desventura a mis ya prolíficas dificultades, encontré la luz, el amanecer con toda su gloria y promesa — la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens..
Había dejado la casa de mis padres y no estaba en buenas relaciones con ellos. Entonces dejé de ver a mis amigos, a pesar de que siempre los había considerado como algo importante. Debido a mi temor e incertidumbre fumaba en exceso y bebía más. Todo esto, unido a una alimentación deficiente, hacía cada día más dolorosa una úlcera que, a pesar de mi juventud, tenía desde hacía dos años. A todo esto debo agregar mi lamentable estado financiero, ocasionado por la mala administración y falta de atención a mis ocupaciones, las tirantes relaciones con mis compañeros de trabajo, y las constantes sugestiones de limitación que me impedían probar nuevos métodos.
Me habían presentado a un practicista de la Ciencia Cristiana, y decidí llamarlo y pedirle ayuda. Le expuse mi caso y él me dio un mensaje de amor, alegría y confianza. Por fin sentí que una puerta se abría hacia la luz, hacia Dios, que era mi Padre, aquí y ahora, y no lejano e inalcanzable.
Con la ayuda del practicista conseguí el libro de texto, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, y saqué una Biblia que desde hacía años no usaba. El practicista me indicó que leyera este pasaje bíblico (Isaías 41:10): “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
Empecé a vislumbrar que la promesa bíblica era para mí ahora; que Dios no espera a que ocurran determinadas condiciones materiales para ayudar y sostener a Su hijo — que Él está siempre haciéndolo. En ese momento empecé a darme cuenta de la realidad de Su promesa. Dejé de sentirme solo y abandonado en un universo que parece gobernar al hombre con sus leyes físicas.
Todo cambió. Sentí los efectos de la Verdad en mi consciencia, y fui dejando mis dudas, temores y sentido de inseguridad. Comencé a ver con otra luz lo que me rodeaba. Finalmente comprendí que Dios era la fuente de mi ser.
Sané rápidamente de la úlcera; logré establecer unas relaciones más afectuosas con mis padres como jamás las había tenido antes de estudiar la Ciencia Cristiana — relaciones de firmes lazos de amor, unidad y comprensión. Con la ayuda del practicista pude identificarme más y más con el concepto espiritual de la creación, que acababa de descubrir. Como resultado de mi curación, mi madre, que padecía de diabetes, comenzó a recibir tratamiento con el mismo practicista que me había atendido. Sanó de ese mal y desde entonces ha superado varias otras condiciones desarmoniosas. La inspiración y la fortaleza que he encontrado en mi estudio de la Ciencia me permitieron dejar totalmente el cigarrillo y el alcohol.
Doy gracias de todo corazón a Dios por Cristo Jesús, quien nos demostró que nuestro ser depende única y totalmente de la Mente divina, Dios, y por la Sra. Eddy, quien, con su inspiración, nos explica el orden del Principio divino de la creación, y nos muestra la forma práctica en que puede demostrarse el dominio que tiene el hombre sobre todas las cosas.
Estoy muy agradecido por ser miembro de La Iglesia Madre, de una iglesia filial, y por haber recibido instrucción en clase primaria.
Buenos Aires, Argentina
Con gusto confirmo el testimonio de mi hijo, y doy gracias a la Ciencia Cristiana por la curación que he tenido y por todas las bendiciones que recibo diariamente.
