El primer mandamiento me ha ayudado muchas veces. Me ha ayudado en casos como el de un dolor de estómago o cuando alguna otra cosa pretendiera tener poder. Todo lo que tú necesitas saber es que Dios es bueno, omnipotente y, como dice el primer mandamiento, “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. De modo que tú sabes que nada malo puede ser más poderoso que Dios.
Esta misma verdad puede emplearse en todo tiempo, todo lugar, si tú realmente la entiendes.
Braintree, Massachusetts, E. U. A.
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