Esa pregunta puede contestarse de distintas maneras. El que confía en el testimonio de los cinco sentidos físicos dará una respuesta limitada. Por ejemplo, el materialismo dialéctico de Carlos Marx y Federico Engels sostiene que “lo infinito no es nada más que la suma de lo finito”. Bo Gustafsson en Karl Marx — Friedrich Engels (Estocolmo, Suecia: Wahlström and Widstrand, 1965), pág. 9; Pero, el pensamiento iluminado espiritualmente, concibe al Espíritu y sus cualidades como la Verdad final y comprende que no pueden existir limitaciones — ni de tiempo ni de espacio — en la totalidad del Espíritu.
Hoy en día, muchos jóvenes se sublevan contra la injusticia. Sólo ven y experimentan oportunidades restrictivas para educarse o labrarse un porvenir en la sociedad tal como está establecida. Ellos exigen justicia social. En muchos casos sus móviles son buenos, están impulsados por un elevado idealismo. Las teorías que propugnan la redistribución de una provisión limitada de la riqueza material, les ofrecen un intento de solución.
Una distribución de ese tipo, es a veces una idea fascinante para los que preconizan la justicia social. Pero ¿qué grado de progreso puede lograrse por medio de teorías que se apoyan en la creencia de que la substancia es material y limitada? ¿Acaso no es mucho más lo que se necesita para satisfacer el anhelo de justicia y realización que tiene la humanidad?
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