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Espiritualizando el pensamiento con la inspiración que da la Biblia

Del número de septiembre de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Un día sin inspiración sería como un día sin luz. Faltaría la esencia, la parte vital del pensamiento y del proceder. Tareas, acontecimientos, personas, parecerían inanimados y tediosos si tuviésemos poco para alentar la animación y la alegría. Pero, cuando vemos la luz del Cristo, el espíritu de la Verdad y del Amor, brillar en nuestros días — pues, en realidad, su resplandor está presente siempre y en todas partes — todo surge con nueva vida para nosotros.

Cuando se la entiende por medio de la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens., la Ciencia del Cristo, la Biblia nos trae este despertar de la consciencia inspirada que tanto deseamos. Esto no significa que nos transportamos a una región distinta o a un lugar lejano. Sino que aquí mismo donde nos encontramos, mediante la inspiración, todas aquellas cosas tan familiares adquieren un nuevo significado ahí en el mismo ambiente donde siempre han estado.

Se presentan posibilidades, se amplían los horizontes, y donde las puertas aparecían irrevocablemente cerradas, encontramos que no hay ninguna puerta. El camino está abierto. La luz del Cristo transforma nuestro pensamiento y nos permite ver científicamente el perfecto, espiritual y totalmente armonioso universo de Dios, el Amor divino. Este universo fue creado en el principio por Dios, y está siempre presente, aun cuando resulte invisible al pensamiento no iluminado y no inspirado.

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