El deseo de curación es universal. Miles de personas se hacen examinar por un médico todos los años con la intención de cuidarse bien. Creen que si alguna dificultad se está desarrollando es mejor que se la descubra cuanto antes. Pero el estudiante de la Ciencia Cristiana concibe la salud muy diferentemente — aunque de un modo muy práctico.
El Científico Cristiano ha aceptado el relato de la creación, tal como aparece en el primer capítulo del Génesis, como la verdad respecto al hombre: “Dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Gén. 1:26;
Un hombre material no puede ser esa semejanza. Dios es Espíritu y una semejanza o imagen refleja a su original y no puede ser algo desemejante a su origen.
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