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ESCUELA DOMINICAL

[Esta columna aparece trimestralmente en El Heraldo de la Ciencia Cristiana.]

Perfeccionando su modo de enseñar (Segunda Parte)

Del número de septiembre de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Journal


[Este articulo sobre la Escuela Dominical aparece en inglés en el The Christian Science Journal de esta misma fecha.]

Estudiando la letra

Una alumna de una Escuela Dominical en Tacoma, Washington, E. U. A. vino un domingo a clase sintiendo un gran malestar que le causaba una astilla de madera que se le había incrustado en una uña. Sus compañeras de clase, tratando de ayudarla, le dieron varias ideas de cómo sacarla por medios materiales, pero las rechazó diciendo: “Probé todas esas cosas, pero cada vez que trato se rompe”.

Entonces la clase recordó esta declaración del libro de texto, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy (pág. 463): “Una idea espiritual no tiene ni un solo elemento de error, y esta verdad elimina debidamente todo lo que sea nocivo”. Dedicaron varios minutos a analizar a fondo, confiadamente, y mediante la oración, el significado de esta declaración, relacionándola con el problema de la niña. Luego continuaron con la clase de la Escuela Dominical, como de costumbre.

Momentos antes de que la clase se reuniera para cantar el himno final, la niña golpeó la mano sobre la mesa, frente al maestro, y dijo: “¡Aquí está la astilla!” Ahí estaba, no en su dedo, sino fuera. El maestro nos escribió diciendo: “¡Fue algo tan maravilloso! Las voces resonaron cantando aquel himno. ¡Qué rostros tan radiantes y agradecidos!”

Esta clase, compuesta de niñas de doce a quince años de edad, estaba aprendiendo una lección rudimental — el valor que tiene el encontrar en la letra de la Ciencia Cristiana las declaraciones sanadoras aplicables a una necesidad en particular. Esta habilidad de utilizar las citas pertinentes de nuestro libro de texto es algo a lo que cada maestro querrá darle especial atención.

La recomendación que nuestra Guía, la Sra. Eddy, nos da como un medio para avanzar rápidamente en el entendimiento de Ciencia Cristiana, es: “Estúdiese a fondo la letra, embebiendo el espíritu” (ibid., pág. 495). Y el Salmista escribió (Salmo 119:104): “De tus mandamientos he adquirido inteligencia”.

[Preparado por la Sección Escuela Dominical, Departamento de Filiales y Practicistas.]

El Artículo XX, Sección 2, del Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy, requiere de los maestros que hagan su enseñanza comprensible a sus estudiantes; y la experiencia pronto demuestra claramente que la enseñanza debe ser también aplicable a sus necesidades. Para satisfacer estos requisitos, nosotros, los maestros, necesitamos adquirir tal comprensión de la Biblia y del libro de texto de la Ciencia Cristiana que nos permita inmediatamente obtener una cita apropiada, cualquiera que sea la necesidad o la pregunta del alumno. Esto exige de cada maestro que se familiarice a fondo con la Biblia y Ciencia y Salud. Se beneficiará también teniendo un sólido conocimiento de los otros escritos de nuestra Guía. Posiblemente esto parezca ser una tarea formidable; sin embargo, si dedicamos regularmente breves momentos al estudio, podemos obtener maravillas en este sentido.

Cada uno encontrará la manera que mejor le convenga individualmente, pero un maestro descubrió que si leía consecutivamente seis páginas por día de Ciencia y Salud y de los otros libros de la Sra. Eddy, en un año los terminaría. Muchos maestros se han fijado también la meta de leer toda la Biblia (alrededor de cuatro páginas por día) desde el principio hasta el final, en doce meses.

Todo esto es mucho más que un ejercicio de perseverancia disciplinada. Le da al Científico Cristiano una visión general de lo que está o no de acuerdo con la Ciencia Cristiana. Enriquece su conocimiento de las Escrituras y le permite conocer todo lo que la Sra. Eddy escribió para guiarlo, dándole un sentido de lo que ella encontró que era especialmente fundamental para nuestra Causa y para la aplicación práctica de la verdad científica. Entonces, con las Concordancias a la mano, el maestro puede inmediatamente beneficiarse con cualquier declaración que sea necesaria para un problema específico. Puede ser más útil a sus alumnos porque puede dirigirlos hacia la autoridad aceptada, la Biblia y Ciencia y Salud, para encontrar respuestas a las preguntas y soluciones a los problemas.

El maestro de la Escuela Dominical reconocerá muchos datos útiles como, por ejemplo, que Rudimentos de la Ciencia Divina es un libro que contesta preguntas simples y directas sobre la Ciencia Cristiana; que Retrospección e Introspección incluye capítulos sobre la propia experiencia de la Sra. Eddy y de los comienzos de la Ciencia Cristiana; que las páginas 330 hasta la 340 de Ciencia y Salud, presentan una declaración de la esencia misma de la Ciencia, a la que la Sra. Eddy denomina “Proposiciones”, y sobre las cuales escribe (pág. 330): “Cuando las siguientes proposiciones sean entendidas, y la letra y el espíritu aporten sus testimonios, la infalibilidad de la metafísica divina será demostrada”.

El estudio de la Lección-Sermón en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana juega un papel importante para obtener, tanto por parte del alumno como del maestro, un conocimiento profundo de la letra de la Ciencia. Semana tras semana este estudio nos guía a referencias seleccionadas de la Biblia y de Ciencia y Salud que conciernen al tema de la lección, y de esta manera acumula un conocimiento del contenido de estos dos libros. El maestro de la Escuela Dominical que es eficiente debe asegurarse de que sus alumnos aprecien el significado de este estudio.

El maestro alerta también hará entender a sus alumnos el premio que se obtiene al estudiar la Biblia, el libro de texto, y las otras obras de la Sra. Eddy, con la ayuda de las Concordancias, porque él mismo ha usado este método de estudio y puede hablar por experiencia. Puede llamar la atención de sus alumnos a la ayuda que pueden obtener de diccionarios o de comentarios bíblicos.

Los alumnos estarán agradecidos por habérseles enseñado cómo estudiar sistemáticamente. Un ex alumno de la Escuela Dominical, que es ahora un hombre de éxito, nos cuenta que recuerda con especial gratitud a un maestro que hizo esto por él. El maestro le enseñó a profundizar en su estudio de la lección buscando otras referencias aplicables que aclararan y ampliaran el significado de cada cita. Años después, el alumno comentó: “La enseñanza de este hombre fue la más importante que he tenido, porque me enseñó a entender que la Biblia y las obras de la Sra. Eddy constituyen nuestra autoridad sobre todo lo que digamos correctamente de la Ciencia. Me mostró cómo investigar la Ciencia Cristiana, cómo ahondar y encontrar verdaderas respuestas”.

Por lo tanto, una apreciación entusiasta y activa de la letra es vital tanto para el maestro como para el alumno. Por otro lado, la letra sin el espíritu es, por supuesto, inanimada. Sin embargo, la Ciencia Cristiana es verdaderamente una ciencia y, como tal, requiere un buen conocimiento de sus verdades reveladas, demostrables, y fundamentales, si es que se va a practicar con eficacia.

¿Cómo podemos interesar mejor a los alumnos de la Escuela Dominical para que obtengan este conocimiento? ¿Cómo podemos transmitir al alumno lo que nosotros, sus maestros, hemos probado en nuestra propia experiencia del enorme valor que tiene el familiarizarse con la letra de la Ciencia?

Un maestro de la Escuela Dominical de Wisconsin, E. U. A., escribe: “Les digo a mis alumnos que yo, como persona, no tengo todas las respuestas, pero que he aprendido cómo encontrarlas por medio de la oración, recurriendo a la única Mente e investigando y estudiando la Biblia y Ciencia y Salud.

“Encuentro que a mis alumnos les gusta este enfoque. Y a mí me gusta porque elimina la clase de pregunta que se hace únicamente para provocar al maestro. Encuentro que esto ayuda igualmente a los alumnos a entender que ellos también pueden siempre obtener respuestas durante la semana, consultando los libros y no a una persona”.

La maestra de una clase de jóvenes de edad universitaria nos dice: “Además de mi trabajo metafísico, mi preparación para enseñar incluye un estudio profundo de la Lección-Sermón, incluyendo el uso de un diccionario bíblico, varias traducciones de la Biblia, comentarios sobre la Biblia y también la sección Words of Current Interest (Palabras de Interés Actual) que se publica en el Christian Science Sentinel. Luego hago un resumen de cada sección y un resumen final de todas. Luego que hago esto cuidadosamente, mantengo mi pensamiento abierto cuando llega el domingo, dispuesta a dejar de lado mis planes si se presenta una discusión que sea más pertinente a la necesidad del momento”.

Generalmente esta maestra les daba a sus alumnos como tarea, preguntas sobre la Lección-Sermón de la semana siguiente y les pedía que trajeran sus respuestas el domingo siguiente. “Una de mis clases disfrutó tanto de esto,” dice ella, “que cuando me pareció imposible, en cierto momento, preparar las preguntas, dos alumnos me preguntaron por qué no lo podían hacer ellos por mí. Antes de que me diera cuenta de lo que estaba sucediendo, habían elegido a uno de los muchachos para que preparara preguntas para ser distribuidas el domingo siguiente. ¡Tuvo enorme éxito!”

La maestra nos dijo que a estos jóvenes de edad universitaria les encantaba pasar casi todo el tiempo de la clase discutiendo y buscando soluciones a los muchos problemas actuales, y agregó: “Por supuesto que esto es muy bueno, siempre que recurramos a la Lección-Sermón y a nuestros libros para obtener la respuesta; y esto exige que todos estudiemos la Lección-Sermón durante la semana.

“Cada tres meses más o menos, cuando la Lección-Sermón parece prestarse especialmente para ese fin, le digo a la clase que vamos a dedicar todo el tiempo a la lección. Empezamos con el Texto Áureo, y lo discutimos desde la base de su relación con el tema. Luego continuamos brevemente con cada sección y estudiamos brevemente la relación que tiene con el tema y las otras secciones. Y no nos olvidamos de hablar sobre la aplicación que tiene a nuestras necesidades diarias.

“Este procedimiento les ha dado a los alumnos una idea de lo útil que es estudiar la Lección-Sermón en su totalidad, y les ayuda a apreciar el conocimiento, la inspiración, la guía divina y el esfuerzo espiritual que se ha tenido al prepararla”.

No debemos omitir el hecho importante de que en cada uno de los casos mencionados en este artículo, el maestro ha tenido que estudiar profundamente la letra para poder transmitir a sus alumnos el valor de este estudio. Nuestra Guía nos alienta a seguir este método cuando escribe en Miscellaneous Writings (Escritos Misceláneos, pág. 284): “Los estudiantes que se adhieren estrictamente a lo correcto, y estudian la Biblia y Ciencia y Salud, no corren peligro de desviarse del camino”.

En este artículo — el segundo de una serie de tres — hemos tratado el valor que tiene conocer la letra de la Ciencia Cristiana y el estudiarla profundamente. Nuestro primer artículo hablaba de lo importante que es para el maestro desear sinceramente enseñar mejor, porque este deseo es una fuerza motivadora poderosa, que nos impulsa a estudiar la letra de la Ciencia “embebiendo el espíritu” — que es el tema de nuestro tercer artículo, que aparecerá en el mes de diciembre.

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