Cuando sentí el ferviente deseo de entender las leyes espirituales de Dios, fui llevada, por el Amor divino, a las enseñanzas de la Ciencia Cristiana y tuve el privilegio de experimentar muchas curaciones y bendiciones.
Hace unos quince años adquirí la convicción absoluta de que en el hombre, la imagen y semejanza divina de Dios, no puede haber síntomas de envejecimiento. Como resultado de este entendimiento dejé de lado mis anteojos. Desde entonces me ha sido posible ver con perfecta claridad a distancia y de cerca, así como también leer aun la letra más pequeña.
Estas palabras de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy me ayudaron en esta prueba de perfecta visión (pág. 210): “Sabiendo que el Alma y sus atributos se manifiestan eternamente por medio del hombre, el Maestro sanaba a los enfermos, daba vista a los ciegos, oído a los sordos, pies a los cojos, revelando así la acción científica de la Mente divina sobre las mentes y los cuerpos humanos, y dando una comprensión mejor del Alma y la salvación”.
También pude curarme rápidamente de una inflamación en la articulación de la rodilla ocasionada por un ataque de artritis. Afirmé mi libertad como idea espiritual de Dios, expresando una gozosa disposición a progresar, y comprendí que no hay ni impedimentos ni dolor en una idea espiritual, que encarna sólo el bien. Este pasaje de Ciencia y Salud me dio la inspiración para esta comprensión (pág. 269): “La metafísica resuelve las cosas en pensamientos y reemplaza los objetos de los sentidos por las ideas del Alma”.
Estoy muy agradecida por estas provechosas experiencias y curaciones. Asimismo estoy agradecida por la instrucción en clase y por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial. “Bendice, alma mía, a Jehová.. . el que sana todas tus dolencias” (Salmo 103:2, 3).
Stuttgart, República Federal de Alemania
    