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La democracia de la oración

Del número de octubre de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens. es una revelación definitiva y completa, no porque así haya sido proclamada por una o más personas sino por la evidencia viva de su perfección y posibilidades infinitas inseparables de la revelación en sí. Sus enseñanzas se basan en la Biblia y se exponen en las obras de Mary Baker Eddy. La carta constitucional irrevocable de la Iglesia que ella fundó es el Manual de La Iglesia Madre, escrito por ella. Al probar la validez de la Ciencia Cristiana mediante la demostración, el Científico Cristiano está de acuerdo con las palabras de Jesús: “El Consolador... os enseñará todas las cosas”. Juan 14:26; Así reconoce y prueba el Científico Cristiano lo definitivo de esta Ciencia. La revelación es completa. La demostración individual del estudiante está lejos de ser completa; por ello el progreso de la iglesia también está lejos de ser completo, en espera de que los miembros de la iglesia demuestren más ampliamente las verdades de la Ciencia divina.

En cada una de las filiales de la Iglesia de Cristo, Científico, existe una acción colectiva democrática. En La Iglesia Madre no se eligen los funcionarios mediante el voto de los miembros de la Iglesia, ni se decide en una asamblea general sobre las normas a seguir. Cuando el Científico Cristiano estudia la Escritura de Fideicomiso contenida en el Manual, Ver Man., págs. 128–135; se percata de que la Sra. Eddy responsabilizó a La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana de los muchos deberes administrativos de su donación — La Iglesia Madre — para beneficio de todos los Científicos Cristianos.

Mediante dicho estudio, el Científico Cristiano, indudablemente, verá más y más razones por las cuales la Sra. Eddy estableció esa donación en forma de administración fideicomisaria continuada — administración fideicomisaria que es bella por su creciente esfera de acción, y firme en su protección de las enseñanzas de la Sra. Eddy. Y también verá que la Sra. Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, confió no sólo a los directivos coordinadores de La Iglesia Madre, sino también a todos los Científicos Cristianos, el desarrollo de nuestro movimiento mediante la oración y la obediencia. Y así el Científico Cristiano empezará a enfocar su atención en una democracia obtenida mediante la oración individual y la comprensión espiritual colectiva.

El Manual exige demostración y participación sincera. El Científico Cristiano no se conforma con aceptar a ciegas. Debe tener una comprensión inteligente de sus desafiantes Reglas y Estatutos. Ha de ser un individuo responsable y al dar su apoyo al Manual él viene a ser un factor determinante en el progreso de la Causa de la Ciencia Cristiana. Sin tener en cuenta el lugar donde reside, el gobierno progresivo de La Iglesia Madre es tan importante para el Científico Cristiano como lo es su propio constante progreso espiritual. Sus oraciones y su modo de vivir contribuyen a dicho progreso.

Es más, el Científico Cristiano ve que la administración fideicomisaria de la Sra. Eddy, es algo más que una donación; es también un ejemplo de confianza para los miembros. La continuidad y expansión de su Iglesia, la cual ella cuidó desde su humilde comienzo, su misión sanadora, su dignidad y su perenne lozanía — todo esto lo confiaba de buen grado nuestra Guía al Manual de la Iglesia y a los directivos regidos por el Manual y a los sucesores de éstos en años posteriores, los cuales ella sólo conocía como futuros estudiantes de sus obras.

Todo miembro debe sentir un interés sincero por la prosperidad del movimiento, y a veces tiene que enfrentarse valientemente con su propia opinión respecto a uno u otro sistema para la actividad de la iglesia. Él, al igual que su Guía, debe, de buen grado, confiar su ferviente deseo de progreso en la iglesia a las normas desafiantes del Manual y a los frutos combinados de sus propias oraciones y las de todos sus compañeros Científicos Cristianos. A medida que progresa en su comprensión de la Ciencia, bajo la dirección protectora de la Mente divina, encuentra que esa confianza conduce a una utilidad valiosa y a una participación específica en la actividad de su iglesia filial. Eso lo hace intuitivamente servicial, y se sobrepone cada vez más al sentido personal, que coloca a las personas en pedestales de adulación o las relega a un abismo de vituperio.

La Sra. Eddy dice en Miscellaneous Writings (Escritos Misceláneos): “Rogad, pues, al Dios de la mies que envíe más de estos obreros de excelente calidad, y cosechen las provisiones para un mundo”.Mis., pág. 313; Los Directores, conferenciantes, Redactores y demás colaboradores administrativos que trabajan en las oficinas centrales vienen de distintas filiales de La Iglesia Madre a ésta. La democracia de una iglesia filial es frecuentemente el terreno de entrenamiento para estos trabajadores. La responsabilidad de su selección descansa en los funcionarios de La Iglesia Madre. Y la luz divina que resplandece a través de las oraciones de los Científicos Cristianos, tanto funcionarios como miembros, viene a ser como una columna de fuego, que ilumina no sólo el camino de preparación sino también el camino de selección.

El Científico Cristiano descubre otro aspecto de la oración en relación con la actividad de la iglesia — la oración que es la purificación de sí mismo y conduce al desarrollo espiritual. A medida que el estudiante deja que la gracia divina brille hasta en los detalles más pequeños de la vida diaria, contribuye a la iluminación de toda la atmósfera mental de nuestro movimiento. De ese modo avanza con una consciencia que combina la humilde demostración individual con la amplia camaradería. Y debiera esperar ver en su propia actividad en su iglesia, más que nunca, un mayor grado de excelencia y todo eso sin menospreciar la magnífica labor de los trabajadores pioneros.

En la forma exterior de la democracia, la mayoría se determina numéricamente. En la democracia de la oración el factor determinante es la calidad. El poder de la oración está en proporción a lo exacto de nuestro concepto de la realidad. Todo miembro de la iglesia haría bien en meditar sobre el porqué de la importancia que la Sra. Eddy da a que seamos de un mismo sentir, y en el efecto de tal unidad aun de un pequeño grupo de personas que piensan con claridad. La oración eficaz no depende del acuerdo que haya entre los miembros de un grupo, sino de la unidad individual de cada miembro con la única Mente, Dios. De ahí surgirá una solidaridad y un desbordamiento de iluminación Pentecostal en la consciencia general humana.

Wendell Phillips (un partidario del abolicionismo) dijo: “Uno del lado de Dios es la mayoría”. La eficacia de las oraciones de nuestra Guía en el descubrimiento y fundación de la Ciencia Cristiana es una magnífica ilustración de este refrán. Tanto Jesús, como la Sra. Eddy, al comienzo de su labor, permanecieron humanamente solos. Una y otra vez, todo Científico Cristiano puede sentirse alentado por la firmeza de ambos. Ni Cristo Jesús ni la Sra. Eddy quisieron que se les pusiera aparte y se les venerara como si fuesen privilegiados hacedores de milagros. Ambos enseñaron la necesidad de que todos sus seguidores probaran el poder de la oración según su propia comprensión y aplicación de las enseñanzas del Cristo. Así el Científico Cristiano, al orar por su amada Causa, sabe que “uno del lado de Dios es la mayoría” y que la oración iluminada e iluminante adelanta la Causa y lo protege a él mismo y a sus compañeros de la aceptación mesmérica de lo superficial y mediocre.

Con el ejemplo de nuestro Maestro y la dirección de nuestra Guía ante nosotros — no detrás de nosotros — nunca podemos permitir la complacencia. “La conformidad con el pasado y el frío materialismo convencional se van desmoronando”.Ciencia y Salud, pág. vii; Esas palabras de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras pueden poner sobre aviso a los miembros de la iglesia para que no se queden satisfechos con el progreso pasado de nuestra iglesia. Como Científicos Cristianos nos sentimos agradecidos por los trabajadores pioneros de nuestro movimiento, pero no debemos dormirnos en sus laureles. La Ciencia Cristiana sólo ha comenzado la redención de la humanidad, y su progreso depende de nuestra demostración diaria, y a toda hora, de sus verdades.

De modo que, dondequiera que se encuentre cualquiera de los miembros, si su manera de pensar y sus obras ejemplifican la Ciencia Cristiana en su negocio, en su hogar, en su educación, en su actividad en su iglesia filial, en su práctica sanadora, en su perspectiva global, se está conduciendo como miembro de La Iglesia Madre. Y tendrá el regocijo de saber que la demostración reverente y la eficacia de gran alcance, son inseparables porque Dios obra en él “el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filip. 2:13.

La afiliación a la iglesia ofrece al Científico Cristiano un doble llamado a servir: debe proteger el gobierno democrático de su iglesia filial y sostener la administración fideicomisaria de La Iglesia Madre con la democracia dinámica de la oración.

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