En la Biblia encontramos muchos relatos de curaciones que se realizaron confiando totalmente en medios espirituales. Por ejemplo, en los relatos de la Biblia acerca del ministerio sanador de Cristo Jesús no se menciona que él haya usado jamás remedios materiales. Su trabajo sanador se realizó por medios espirituales solamente.
La base del éxito que tuvo el Maestro en la curación fue su absoluta convicción de que Dios es Espíritu y que el hombre es Su hijo perfecto. Es evidente que Jesús no aceptó como verdadero el cuadro de enfermedad que presentaban los sentidos materiales. Fue la confianza del Maestro en el Amor divino y su obediencia a la Mente divina, su Padre, a quien él siempre escuchaba, lo que le permitió curar con certeza científica a todos los que buscaron su ayuda.
Es obvio que el Maestro esperaba que aquellos que lo seguían realizaran trabajos de curación y regeneración. El Evangelio según San Juan lo muestra diciendo: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”. Juan 14:12; He aquí el gran desafío de nuestra época. Sin embargo, estas obras de las que habló Jesús pueden realizarse únicamente mediante la obediencia al Principio divino, el Amor.
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