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[Original en portugués]

Es con gran gozo que deseo dar testimonio...

Del número de octubre de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Es con gran gozo que deseo dar testimonio sobre las bendiciones que mi familia y yo hemos recibido por medio de las enseñanzas de la Ciencia CristianaChristian Science: Pronunciado Crischan Sáiens..

Vivíamos en una pequeña ciudad del interior donde el trabajo era escaso y la vida muy difícil. Decidimos tratar de vivir en una ciudad más grande. Mi hermana y yo fuimos primero en busca de trabajo y a preparar lo necesario para la llegada de los otros miembros de la familia. Fuimos a vivir con una tía que es Científica Cristiana, y fue así que comenzamos a asistir a una filial de la Iglesia de Cristo, Científico. Inmediatamente supe que esto era exactamente lo que buscaba y comencé a estudiar la Lección-Sermón en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, y a asistir a las reuniones que llevaban a cabo un grupo de Científicos Cristianos universitarios.

Con la ayuda de esta enseñanza muy pronto mi hermana y yo encontramos empleo y dónde estudiar, lo cual era difícil en esa época del año. Meses más tarde, también vino mi padre pero, debido a su avanzada edad, le resultaba difícil encontrar trabajo y estaba muy desalentado. Al principio pensó que tendríamos que regresar al interior del país. Me sentí desesperada y pedí ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana. Nuestras oraciones fueron respondidas; mi padre obtuvo un empleo y nos fue posible encontrar una casa apropiada para la familia. Con una firme confianza en la provisión divina, conseguimos un fiador y el dinero necesario para la mudanza.

En esa época se iba a realizar la segunda Reunión Regional de la Juventud de la Ciencia Cristiana, en el Uruguay. No veía ninguna posibilidad de asistir a la reunión, pues no tenía ni la ropa apropiada ni el dinero necesario. Además, sólo había estado trabajando en ese empleo durante cinco meses, y hubiera sido un error perderlo.

Una tarde, al regresar de una reunión inspiracional que se realizaba con motivo de este viaje, las palabras de Pablo me vinieron al pensamiento (Filipenses 4:13): “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Pensé en lo que era nuestra vida pocos meses antes, y vi cuánto había hecho Dios por toda la familia; me sentí muy agradecida por todo. Cuál no sería mi sorpresa cuando me ofrecieron ayuda financiera para el viaje, y la empresa donde trabajaba me permitió tomar el tiempo necesario para ir a la reunión. El viaje fue maravilloso y tuve la oportunidad de aprender mucho sobre Ciencia Cristiana. No tengo palabras para expresar lo que sentí en esa oportunidad.

Deseo relatar una de las curaciones que experimenté como una demostración de las enseñanzas de la Ciencia Cristiana.

Cierto día me sentí muy enferma debido a un gran absceso que me apareció en el cuerpo. Al principio fui presa de gran temor pensando que sería algo serio. Hablé con mi tía, que tiene gran experiencia acerca del poder sanador de Dios. Calmó mi temor y prometió ayudarme mediante la oración. Inmediatamente pude comprobar el resultado del trabajo metafísico. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy (págs. 180–181), leí: “He visto que para aliviar inflamaciones, disolver tumores, o curar enfermedades orgánicas, la Verdad divina es más potente que todos los remedios inferiores”. Confiando en el poder de Dios pude eliminar el temor. Percibí que Dios nunca creó la enfermedad y noté que el absceso había desaparecido con todos los síntomas que lo acompañaban.

Todas estas experiencias me demostraron que podemos confiar en Dios en toda circunstancia. Me siento muy agradecida a la Sra. Eddy por habernos legado tan grande riqueza, la Ciencia Cristiana. También estoy muy agradecida a mi tía que me enseñó este hermoso sendero de Verdad y Amor, y a todos aquellos que estuvieron a mi lado en momentos difíciles indicándome cómo poner en práctica las enseñanzas de la Ciencia, mediante la cual he recibido tantas bendiciones.


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