Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¡Usted puede dar tratamiento!

Del número de diciembre de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Ciencia Cristiana nos enseña cómo utilizar las verdades espirituales en situaciones humanas discordantes, mediante el tratamiento mental que trae curación. Nuestra habilidad para dar tratamiento en la Ciencia Cristiana, basada en una clara comprensión del poder sanador del Cristo, la Verdad, crece a medida que estudiamos y meditamos sobre la Biblia y las obras de la Sra. Eddy, y entonces de buen grado ponemos en práctica lo que comprendemos.

Es posible que queramos valernos de este método sanador, pero no tenemos confianza en nuestra habilidad para practicarlo eficazmente. ¿Decimos a veces que no sabemos lo suficiente sobre Ciencia Cristiana, o que no somos lo suficientemente espirituales, o que carecemos de autodisciplina o que ni siquiera sabemos cómo dar un tratamiento?

En realidad, todos los recursos que necesitamos para ello están a nuestro alcance, y podemos valernos de ellos libremente. Pero es necesario ver como irreales los argumentos de limitación de la mente mortal, o el mal, que quisieran impedirnos gobernarnos correctamente por medio de la oración y cosechar la recompensa de la curación espiritual.

¿Y qué decir de la sugestión de que no sabemos lo suficiente sobre Ciencia Cristiana como para sanar? Tanto principiantes en el estudio de esta Ciencia como también niños pequeños han obtenido curaciones mediante el reconocimiento de la presencia y del poder de Dios. Más importante que un amplio conocimiento de la letra de la Ciencia es la sinceridad y humildad con que la pongamos en práctica. En lugar de irritarnos por nuestra supuesta falta de habilidad o experiencia, debemos reconocer y aferrarnos por lo menos a una simple declaración de la verdad relacionada con la situación que es necesario sanar.

La verdad ya es verdadera. No tenemos que hacer nada para que sea más verdadera o para hacerla verdadera para nosotros o para hacerla verdadera en una situación particular. Pero es necesario que le dediquemos tiempo a la oración, afirmando la totalidad de la Verdad, Dios, y negando el error cada vez que una situación discordante aparezca.

A veces nos sentimos inducidos a pensar que a pesar de que estudiamos Ciencia Cristiana con regularidad no nos hemos espiritualizado mentalmente, o que no podemos compenetrarnos de la metafísica y por lo tanto preferimos llamar a otros para nuestra curación. Por supuesto que siempre podemos pedir ayuda a un Científico Cristiano experimentado, y tenemos la obligación de hacerlo si no podemos sanarnos rápidamente nosotros mismos por medio de la Ciencia. Pero es necesario que también nosotros hagamos nuestro propio trabajo de oración.

Todos tenemos la habilidad para orar. Al escuchar silenciosa y humildemente a la Mente divina podemos estar en comunión con Dios y aprender a hacer el trabajo sanador mejor y más eficazmente. Podemos pedirle a nuestro Padre-Madre Dios que nos muestre lo que necesitamos saber para sanar cualquier problema. Podemos impedir la entrada al sentido material y cultivar nuestra espiritualidad y así descubrir el potencial que todos tenemos para sanar por medio de lo espiritual.

Tal vez parezca que el temor se posesiona de nuestro pensamiento cuando estamos frente a una situación alarmante. Pero esta sugestión agresiva no tiene poder para impedir que confiemos en Dios y sigamos adelante con un sincero deseo de sanar. La Biblia nos asegura: “No tendrás temor de pavor repentino”. Prov. 3:25; El reconocer la presencia sanadora del Cristo disipa el temor, mostrándonos que no es más que una fase de la ilusoria creencia mortal.

Al identificarnos como el reflejo de Dios, percibimos que ya poseemos cada una de las cualidades necesarias para el trabajo sanador y podemos utilizar esas cualidades precisamente donde estamos. El afirmar que reflejamos la inteligencia de la Mente divina nos capacita para dar tratamiento completo — para discernir la verdad relacionada específicamente con la situación que se necesita sanar y aplicarla eficazmente. Al poner por obra las cualidades de perspicacia, percepción e intuición, podemos detectar qué fase del error es necesario destruir y proseguir hasta desterrarla del pensamiento con precisión y totalmente.

El hombre siempre está unido con el Principio divino. El comprender nuestra unidad con el Principio excluye los pensamientos vagos y errabundos y la propensión egoísta a pensar continuamente en el error, y nos ayuda a eliminar toda perturbación; entonces nuestras oraciones pueden ser disciplinadas, ordenadas y completas.

Cuando comprendemos que es el Cristo, el poder de Dios siempre presente que redime y regenera, el que sana, nos sentimos liberados del sentido de responsabilidad personal para que se efectúe la curación. Nuestra tarea es reflejar la Verdad y saber que la Verdad destruye el error. Cristo Jesús dijo: “El Padre que mora en mí, él hace las obras”. Juan 14:10;

El tratamiento, u oración, es claro e inspirado cuando reclamamos nuestra unidad con el Alma, el Espíritu. Comprendiendo que el hombre refleja la constante innovación de la Mente creativa, se eliminan los pensamientos viciados y redundantes. Sabiendo que reflejamos el Amor, encontramos natural la curación y, poniendo en práctica las verdades de la Ciencia en toda oportunidad, aumentamos la confianza en nuestra habilidad para sanar.

Quizás lo que especialmente necesitamos es estar más dispuestos a dedicar tiempo para orar cada vez que se nos presenta una oportunidad para sanar. Si no estamos alerta es fácil dejar que la actividad humana haga a un lado el trabajo metafísico, y todo puede reducirse a repetir simplemente unas declaraciones vagas y generales de la verdad sin pensar a fondo. Nuestra oración debe ser concienzuda, completa y consistente. Hay muchas ocasiones en que podemos poner en práctica nuestro conocimiento, por pequeño que parezca, del método sanador de la Ciencia Cristiana.

Nuestra familia empezó a tener más curaciones y más rápidas cuando me hice más firme en dedicar tiempo a poner en práctica a fondo las verdades del ser espiritual cada vez que se presentaba un problema. Empezaba a ver claramente que no podía esperar el disfrute completo de los beneficios de la Ciencia Cristiana si sólo intentaba seguir a medias el método sanador que la Sra. Eddy explica en sus obras. Ella dice en Ciencia y Salud: “Cada día que pasa exige de nosotros pruebas más convincentes y no meras profesiones del poder cristiano. Estas pruebas constan únicamente de la destrucción del pecado, la enfermedad y la muerte por el poder del Espíritu, — como Jesús las destruía. Es este un elemento de progreso, y el progreso es la ley de Dios, cuya ley exige de nosotros sólo lo que ciertamente podemos cumplir”.Ciencia y Salud, pág. 233;

Cuando tenemos un deseo genuino de sanar por medios espirituales, nos damos cuenta de que deseamos abandonar el interés y planes personales para alcanzar esa meta, y ninguna resistencia a la espiritualidad o atracción mesmérica de la materia puede impedirnos dedicar tiempo a la oración. Ninguna preocupación sobre asuntos humanos puede desplazar la actividad espiritual; ni el temor ni la subestimación de sí mismo puede socavar nuestra confianza cuando, en las palabras de Pablo, “confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor”. 2 Cor. 5:8;

Todos podemos despertar a nuestro potencial para orar científica y eficazmente. La Sra. Eddy dice: “Aquellos que estén dispuestos a dejar sus redes o a echarlas a la derecha de la barca en busca de la Verdad, tienen ocasión ahora, como antaño, de aprender y practicar la curación cristiana”.Ciencia y Salud, pág. 271.

Usted no tiene por qué aceptar ninguna sugestión que quisiera limitar su habilidad para sanar por medios espirituales. Usted puede participar del gozo de la curación espiritual y demostrar ahora que puede dar tratamiento eficaz.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / diciembre de 1976

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.