[Este articulo sobre la Escuela Dominical aparece en inglés en el The Christian Science Journal de esta misma fecha.]
A veces parecería que esta labor — o la perspectiva de ella — alarma a un mayor número de posibles maestros de la Escuela Dominical de los que atrae. ¡Pero qué lástima que sea así! Enseñar Ciencia Cristiana al niño de dos, tres, o cuatro años de edad puede ser una de las más recompensadoras y enriquecedoras experiencias en la vida de un maestro.
La Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud, pág. 236: “Jesús amaba a los niños pequeños a causa de su carencia de mal y su receptividad para el bien”. Pero el maestro novel es posible que se haga la pregunta: “¿Y si la clase consiste de niños traviesos, desobedientes, indisciplinados? ¿Y qué decir si no están libres del mal ni son receptivos al bien? Yo fracasaría el domingo mismo en que empezara a enseñar porque nunca he tenido que tratar con niños pequeños y no sabría cómo manejarlos”.
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