Deseo dar este testimonio para expresar mi gratitud a Dios por Cristo Jesús, el Mostrador del camino, y por la Sra. Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, por todas las bendiciones recibidas en curaciones físicas, y por todas las pruebas que he tenido del cuidado y la provisión de Dios.
Una de las demostraciones más importantes para mí fue la de provisión. Hacía poco tiempo que mi esposo había fallecido inesperadamente; mi hijo y yo nos encontramos con graves problemas económicos. Mi hijo tenía diecisiete años de edad y sin gran experiencia en los negocios de su padre, que fue consignatario de papas. Mi hijo quería sembrar él mismo las papas y así lo hizo, sembrando cinco hectáreas en la zona de Alvear. Al poco tiempo de haberlas sembrado vino un temporal con tanta lluvia que inundó todos los campos. Mi hijo estaba desesperado porque el agua iba a arruinar toda la cosecha.
Entonces fui a una practicista de la Ciencia Cristiana a exponerle el problema. Con mucho amor y firmeza me dijo: “Recuerde que Dios es el único poder. Dios está siempre presente. El mal no tiene poder, ni lugar ni ley. Todas las veces que el desaliento intente invadir su pensamiento, recuerde esto. La Sra. Eddy nos dice: 'El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana' ” (Ciencia y Salud, pág. 494).
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