Malcolm Frager es reconocido como uno de los mejores concertistas de piano del mundo. Pianista experto en la técnica y que toca con inmensa claridad y equilibrio dinámico, ha obtenido el elogio de los críticos en Europa, la Unión Soviética, Japón, Australia, y en toda América del Norte y del Sur, por su audaz, aunque profundamente sensible, interpretación de los clásicos. Cuando el Sr. Frager debutó com la Orquesta Sinfónica de Boston en 1963, un prestigioso crítico de música sorprendió a sus lectores diciendo que la interpretación del pianista “era positivamente inmoral”. Harold C. Schonberg, escribiendo en el The New York Times, procedió a explicar que “era positivamente inmoral para cualquier pianista hacer que una composición tan difícil (Concierto de Piano No. 2 de Prokofiev) pareciera tan fácil”.
Cuando en 1959 ganó el Premio Leventritt, el certamen musical más importante de Norteamérica, y poco tiempo después el afamado Certamen Internacional de Piano denominado Reina Isabel de Bélgica, los profesionales quedaron tan impresionados por su aplomo como por el eximio artista que prometía ser. “Mientras otros estaban impacientes entre los bastidores”, hizo notar un periódico, “el Sr. Frager se retiró a una habitación donde apagó las luces y se sentó en la obscuridad. Más tarde explicó: ‘estaba pensando sobre la música’ ”.
El Sr. Frager no siempre se sienta en la obscuridad antes de ocupar su lugar en el escenario donde va a dar un concierto, sino que, como sincero estudiante de la Ciencia Cristiana que ha tomado instrucción en clase, se prepara por medio de la oración para cada actuación.